El michoacano Cenobio Paniagua (1821-1882) es un compositor ampliamente documentado, aunque apenas conocido. Considerado el primer operista en México, este compositor nacido en Tlalpujahua también se desenvolvió dentro de la música religiosa y la de salón.

Con la idea de difundir la diversidad de su producción, se ofrecerá este sábado el concierto gratuito Cenobio Paniagua, compositor fundamental de la historia musical en México I, en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart). El programa se inicia con Cuarteto de cuerdas no. 1, interpretada por el Cuarteto Saloma, la única obra de esta naturaleza escrita por Paniagua y, seguramente, el primer cuarteto compuesto en México ya con una forma específica de este género, señala Salvador Guízar, coordinador del concierto.

Seguirán varias piezas dedicadas al piano: el vals Ella y el tango La princesita del tango, y para piano y voz, Tengo celos de mi amor, La celosa y Tu canto. Luego, habrá una selección amplia de canciones, romanzas, arias y valses cantados a cargo de la soprano Alejandra Cadenas, la mezzosoprano Araceli Pérez Martínez y el tenor Alfredo Rodríguez, acompañados al piano por José Luis González.

Antes del concierto habrá una charla introductoria de Michel Hernández Lugo, subdirector del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim); Áurea Maya Alcántara, investigadora del Cenidim; Pedro Rodríguez, primer violín del Cuarteto Saloma, y Guízar.

Hace tres años, Guízar comenzó una investigación en torno a la música de Paniagua y del también compositor michoacano José Mariano Elizaga (1786-1842). A pesar de que la figura de Paniagua ha quedado prácticamente en el olvido, Guízar ubica su relevancia, aparte de su obra, en que muchos otros compositores, alumnos suyos, como Melesio Morales y la cantante Ángela Peralta, aprendieron de la maestría con la que componía.

Para Guízar, Paniagua fue un músico de su época que recibió las influencias de distintos géneros de los cuales de alguna manera supo apropiarse. Aunque sí muestra “una marcadísima influencia de los géneros líricos, del bel canto, específicamente, pero que supo traducir en sus propias obras. De repente, al escuchar su música, es evidente que conocía a Donizetti o Bellini, los grandes compositores belcantistas del siglo XIX.

Además, maneja de manera destacada las técnicas de composición, las orquestaciones; en suma es un maestro completo. Por lo visto fue una persona con gran creatividad e iniciativa, porque su catálogo es amplio y comprende diversos estilos. Apenas empezamos a conocer algunas de las cosas que dejó en manuscrito y se resguardan; por ejemplo, en el Cenidim, así como en otros centros como la biblioteca reservada del Conservatorio Nacional de Música o la de la Catedral Metropolitana, y en sitios de Michoacán y Veracruz en los que trabajó.

Los retos para interpretar obras de se compusieron hace 150 años empiezan desde el proceso de investigación: “Al interpretar manuscritos de la mano del autor, surgen dudas y hay que tomar decisiones. Todo el proceso de restituir y actualizar el lenguaje musical en programas de hoy implica retos de revisión y edición.

A escala técnica de los cantantes e instrumentistas tiene sus dificultades. Desde luego exige una técnica sólida y una interpretación expresiva, incluso, estilística. No es un compositor fácil de interpretar. Si vamos a sacar música que tiene 150 años guardada en los archivos, hay que hacerlo de la mejor manera para que el público actual la aprecie en toda su grandeza.

El concierto será hoy a las 19 horas en el auditorio Blas Galindo del Cenart (Río Churubusco 79, colonia Country Club).