Guanajuato, Gto., Sinfonía, obra que compuso el italiano Luciano Berio (1925-2003) en 1968, constituye “uno de los ejercicios más sobresalientes del género denominado collage musical en toda la historia” de este arte. Se estrenó en México con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) y Solistas Ensamble de Bellas Artes en el contexto del 52 Festival Internacional Cervantino (FIC).

La pieza no se había presentado en el país debido a su compleja construcción composicional, escrita para ocho voces amplificadas y gran orquesta sinfónica. Con la dirección de Christian Gohmer, la pieza (que incluye citas históricas de música y literatura) fue interpretada por 80 músicos y solistas.

Gohmer explicó que el compositor italiano “hizo una especie de compilación de técnicas composicionales; cada movimiento está compuesto con diferentes técnicas, entre ellas serialismo integral, espectralismo y collage”.

Agregó que fue escrita para una gran orquesta, es decir, tenemos más o menos 16 instrumentos diferentes en las maderas, en los metales al menos 14, tres secciones de violines en vez de dos, violas, violonchelos, muchísimos contrabajos, piano, clavecín eléctrico, arpa y tres sets de percusiones diferentes.

Sobre los movimientos, el director explicó que “cada uno es distinto: el primero, tercero y quinto son un tanto caóticos y desesperados, pero por momentos muy impresionantes y avasalladores.

Los movimientos dos y cuatro son más contemplativos, están escritos en una técnica que se conoció como espectralismo, en la que los sonidos están compuestos de microsonidos en sí mismos que son más armónicos. Los compositores toman esos microsonidos para amplificarlos y que el público tenga una sensación de espectro sonoro, indicó el director invitado de la OSUG.

Para esta pieza, continuó, se requieren voces capaces de leer una partitura del siglo XX, pero no cantar como si estuvieran haciendo ópera; tienen que ser voces muy bien entrenadas tanto musicalmente como vocalmente.

A la complejidad musical se suma la teatral, porque si bien no hay una escena, sí está el monólogo de El innombrable, de Samuel Beckett. “El movimiento más trascendente es el tercero, que está basado en el scherzo de la Segunda Sinfonía de Gustav Mahler, escrito sobre la misma forma, y Luciano va sacando momentos y mete más de 300 citas musicales de otros compositores, entre ellos Beethoven, Ravel y Strauss”.

En la primera parte del programa que presentó la OSUG se interpretó la obertura de la ópera-ballet Il Guarany (El guaraní), de Antônio Carlos Gomes, uno de los músicos más importantes que ha dado Brasil y primer compositor del Nuevo Mundo cuyo trabajo fue bien recibido en Europa; Huaxyacac, de Dora Vera, otro estreno en Guanajuato y una comisión del ayuntamiento de Oaxaca, así como Chôros número 10, A209 (Rasga o coração), de Heitor Villa-Lobos, obra para coro y orquesta, escrita en 1926.

También se interpretó la colección de Valses de amor opus 52, de Johannes Brahms, integrada por 18 piezas que retoman los poemas de George Friedrich Daumer (1800-1885), uno de los poetas más brillantes de su tiempo.