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Ciudad perdida

El cártel de la toga no sólo busca defender privilegios// Su golpe de Estado a debida conveniencia // Lo que dure Monreal, el tóxico

E

l término golpe de Estado que usó la ministra Lenia Batres para calificar la pretensión de algunos de los integrantes de la Suprema Corte de revisar la reforma constitucional al Poder Judicial, puso al descubierto –se quiera o no– las ambiciones que tienen.

No se equivoquen, no se trata de la defensa de los inmensos privilegios que han obtenido los ministros a través de los años ni las complicidades. No nada más eso.

Se trata de la creación de un poder sobre todos los poderes que no requiere de la voluntad de la gente, es decir, de su voto, para juzgar desde su leal y sabio entender lo que mejor conviene a la sociedad.

Eso sin que ningún otro poder, como quiera que se llame, pueda interferir contra sus decisiones, eso es lo que pretenden, en el fondo algunos de los ministros que buscan estar por encima hasta de la misma Constitución para revisarla –es un decir– y aprobarla o rechazarla, según les parezca.

Entonces, lo dicho por la ministra cobra sentido. Aunque un golpe de Estado significaría, en el concepto más usado, la toma repentina del poder político de forma violenta e ilegal por personas o miembros del propio Estado y en esta ocasión ni hay violencia ni se remplaza formalmente a otro Poder, es indudable que se le pretende anular.

El incruento golpe, sin embargo, establece el sometimiento de todos los poderes constitucionales a la interpretación que las y los ministros hagan de las leyes votadas y aprobadas por los representantes de los ciudadanos.

El asunto es más que alarmante y desde algún lugar se tiene que poner un alto a las desmedidas ambiciones del cártel de la toga antes de que se atrevan a algo mucho más profundo.

Por lo pronto, está claro que buscan someter al Legislativo y al Ejecutivo no sólo para guardar sus privilegios –que son muchos–, sino para hacerse de un poder que no les corresponde y que burla el sistema democrático que tanto dicen proteger.

Ya es hora de poner las cosas en orden. En la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha alimentado al Leviatán con una serie increíble de injusticias que parece que a nadie le importan y que hoy pesan en el ámbito legal y social más que nunca porque han hecho de la justicia un prototipo de la corrupción.

Mantener a ese grupo en el búnker de la injusticia será hoy y siempre tener el cañón de la pistola neoliberal apuntando a la sien de la institucionalidad en el país.

Y hay que recordar lo que hemos dicho en esta columna una y otra vez: el neoliberalismo creó su red de protección precisamente en el ámbito legal. Esa lección se debe aprender y se deben tomar también las medidas necesarias para que el daño que producen no sea tan profundo. Ya veremos.

De pasadita

Y si de peligros hablamos, habrá que hacer una revisión profunda, a quien corresponda, del trabajo de Ricardo Monreal y sus secuaces. Se puede decir misa, si se quiere, pero él puede y traicionará a la 4T con el aplauso de muchos en el momento en que mejor le convenga.

Le han dejado hacer y deshacer en la Cámara de Diputados, a la que ha convertido en su exclusiva zona de manipulación, pero cuidado, muchos diputados no están de acuerdo con las imposiciones que el zacatecano ha ordenado.

Esa situación debe llevar a la reflexión y la pregunta es : ¿votarán a la favor de las iniciativas que proponga la Presidencia de la República quienes busquen sacudirse a Monreal? ¿De qué le servirá a Morena la mayoría que no podrá ejercer? Sí, Monreal es tóxico.