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Guasón 2: el mundo es un escenario
L

ocura compartida. Guasón 2: el mundo es un escenario, secuela de Guasón ( Joker, 2019), de Todd Phillips, tiene como título original Joker: Folie à deux ( 2024), aludiendo a que en esta nueva versión de las tribulaciones carcelarias del payaso y comediante frustrado Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), el villano de historieta ya no estará irremediablemente solo o abandonado. Luego de un flechazo tendrá ahora como cómplice incondicional y amoroso a Lee Quinzel (Lady Gaga), una de sus fervientes admiradoras y personaje asocial y rijoso. Tendrá también como abogada, muy paciente, a Maryanne Stewart (Catherine Keener), quien hará lo imposible por demostrar al jurado encargado del caso de Arthur, que su cliente está sicológicamente perturbado por una esquizofrenia ligada a una personalidad múltiple, y que por esa razón merece el beneficio de un tratamiento siquiátrico, y no la pena de muerte a la que sería acreedor por los cinco o seis asesinatos (si se añade un matricidio confesado a última hora), que se le imputan.

Hay cambios sustanciales en el nuevo guion de Todd Phillips, Scott Silver y Bob Kane. La perturbadora ciudad gótica que Arthur Fleck y Guasón, su delirante doble personalidad, parecían haber tomado por asalto en medio de delirios colectivos de admiración y furia, cede ahora el lugar a un siniestro espacio carcelario en el que Arthur se desplaza de modo mecánico e inexpresivo, sujeto a todo tipo de humillaciones por parte de guardias y otros reos, a manera de recordatorio humillante y vengativo de sus viejas glorias como leyenda urbana, hoy hechas pedazos. Lo que en el primer Guasón había sido provocación antisocial y carga explosiva de rencor social, teñido todo de una ideología inclinada a un anarquismo de derecha extrema, se ha vuelto, en esta secuela descafeinada, una fantasía romántica en la que el villano va renun-ciando a la esencia de su personalidad tóxica y libertaria, a su viejo cinismo irreverente, para entregarse de lleno a la pasión amorosa que siente por la joven Lee Quinzel, pero que ella sólo puede corresponder en la medida en que Arthur permanezca fiel a su imagen mítica de antihéroe incendiario, símbolo dudoso de revueltas antisistema globales.

Otro cambio importante es la elección, un tanto arriesgada, de elaborar tributos reiterativos a la comedia musical hollywoodense en tanto vía de escape, catarsis liberadora a la que se libran por igual Arthur Fleck y Lee Quinzel. Desde niño el protagonista había crecido escuchando los números musicales que eran predilección de su madre. Todo en medio de un sórdido ambiente de maltratos. Ahora Arthur procura embellecer su renacimiento sentimental con canciones de Cole Porter o de Arthur Schwartz y Howard Dietz ( That’s entertainment!), entre otras, cantadas por el propio Joaquin Phoenix y Lady Gaga.

A los tumultos y revueltas callejeras que provocaba el Guasón en la cinta anterior de Phillips y que entronizaban al antihéroe a una condición de paria absoluto de muchas causas perdidas, sucede ahora una atmósfera permanente de capitulación programada y la transformación (o explotación) de ese drama personal en espectáculo, tal como lo exige la vieja lógica hollywoo-dense según la cual el mundo es un escenario (subtítulo en español de este filme), o de que, pese a todo, el show debe continuar. La visión actual de Todd Phillips es posiblemente más pesimista aún que en aquel fuego iconoclasta y fatuo que en su momento significó Guasón (2019). Al mismo tiempo, también más patética. Sigue habiendo una conexión (deliberada o no) con la espiral de derrota que vive el Rupert Pumpkin (Robert de Niro) en la magistral El rey de la comedia (1982) de Martin Scorsese. Sin embargo, en esta secuela Todd Phillips pierde mucho del ímpetu y energía, y convicción contestataria, que se le llegó a atribuir a su primera entrega. Algo similar a lo que muchos espectadores detectarán también, y de modo elocuente, en el propio Arthur Fleck y en Guasón, su alter ego.

Se exhibe en la Cineteca Nacional, Cine Tonalá y salas comerciales.