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IMSS-Bienestar: cruzar el tumbo verde en salud
A

l caminar por la costa de Puerto Arista, en Chiapas, es común escuchar a los pescadores contar sus hazañas sobre el tumbo verde. Son historias del mar que sólo ellos pueden compartir, experiencias que difícilmente hallarías en libros o en Internet, pero sí en las voces de aquellos que enfrentan las olas cada día.

El tumbo verde, cuentan, es la ola más grande que se alza en esas costas; le llaman así por el color que adquiere al agitar el sedimento del fondo marino. Los pescadores más jóvenes le temen, conscientes de que enfrentarla en solitario puede ser fatal, capaz de volcar sus lanchas y arrastrarlos al fondo del océano. Por eso, cuando logran cruzarla, saben que están a salvo, que la calma los espera al otro lado, y que, finalmente, todo irá bien.

Es un desafío que requiere no sólo destreza, sino también un profundo conocimiento del mar. Cada salida es un acto de confianza; saben que tienen que ser eficientes para aprovechar al máximo sus recursos, eficaces para localizar los mejores lugares de pesca y efectivos para convertir su esfuerzo en una buena captura, regresando a casa sanos y salvos.

Anteriormente, teníamos un sistema de salud que seguía una lógica diferente: daba prioridad al modelo financiero en lugar de a uno integral y equitativo. Tradicionalmente, se consideran tres dimensiones para organizar la prestación de servicios de salud: la económica, que implica la financiación; la política, que define la gestión, y la técnica, que se refiere al modelo de atención.

Como resultado, nos enfrentábamos a una enorme ola. Un modelo de salud que sólo respondía a demandas concretas cuando las personas acudían a los centros de salud u hospitales, interrumpiendo su atención al regresar a casa.

La principal diferencia entre los servicios públicos y privados radica en que, mientras la atención privada se crea para un entorno limitado y se enfoca en un perfil de clientes, la salud pública tiene el reto de estructurarse en torno al territorio, no sólo como una ubicación geográfica, sino como el núcleo donde se aseguran los cuidados continuos y cada persona es un ciudadano con derechos.

El territorio se convierte así en el lugar donde debemos definir las prioridades sanitarias. Necesitamos pensar en soluciones desde la perspectiva de la persona que pierde la paciencia y requiere una respuesta adecuada a sus problemas de salud. No se trata sólo de delimitar qué servicios se van a cubrir, sino establecer con claridad cuándo, cómo y dónde se brindarán.

El IMSS-Bienestar ha decidido transformar la forma en que producimos y distribuimos salud. Este compromiso busca redirigir el enfoque hacia un modelo centrado en la atención. La prioridad es abordar la fragmentación de los servicios que afecta a las personas sin seguridad social. Esto implica dejar de lado la idea de que los ciudadanos son responsables de sus propios cuidados y, en su lugar, construir el derecho a la salud mediante la concentración de responsabilidades en nuestra red de servicios públicos de salud.

Alcanzar estas metas exige formular acciones que se sostengan en tres pilares: acciones eficientes que aprovechen al máximo los recursos disponibles para mejorar la salud; acciones eficaces que nos guíen a cumplir nuestros objetivos, y acciones efectivas que realmente eleven la calidad de vida de la población.

Nuestro recorrido por las costas de Puerto Arista nos lleva a presenciar las hazañas extraordinarias de los pescadores. Hace poco, se aventuraron en el mar y fuimos testigos de su travesía estoica a través de un gran tumbo verde. Al otro lado de la ola, con una mar en calma, resonaban los festejos por haber superado tan colosal obstáculo.

Al igual que los valientes pescadores desafían juntos el tumbo verde, la transformación de la salud en México se enfrenta a su propia gran ola. A bordo del navío llamado IMSS-Bienestar dejaremos atrás el viejo modelo individualista que culpa a las personas por las enfermedades que padecen. En su lugar, construiremos un sistema de salud eficiente, eficaz y efectivo, donde la salud deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho universal, accesible para todos los mexicanos.

* Director general de IMSS-Bienestar