Mejorar las condiciones de seguridad vial en la Ciudad de México ha implicado que los conductores capitalinos circulen a menor velocidad, aunque no siempre se busca reducirla; por eso, mediante la operación del sistema de semáforos, la Subsecretaría de Control de Tránsito intenta agilizar el tráfico para dar movilidad a la ciudad más grande del mundo, sostuvo Paulino Herrera Manzo, director general de ingeniería de tránsito de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

Desde el puesto de mando donde observa lo que ocurre en decenas de kilómetros de avenidas primarias y secundarias, el funcionario explicó en entrevista cómo operan las 3 mil 580 intersecciones viales semaforizadas, los problemas que ocasionan los cuellos de botella causados por la alta cantidad de automóviles, accidentes, marchas, bloqueos, manifestaciones y fallas que todos los días reportan un promedio de 50 semáforos descompuestos.

Del total de intersecciones, sólo mil 550 semáforos están bajo un sistema centralizado cuyo control tiene el puesto de mando, y se ubican en el Circuito Interior; el resto, 2 mil 30, son operados de forma manual bajo contratos establecidos con empresas especializadas que brindan el servicio.

Entre descargas y fauna

Las principales fallas del sistema ocurren por focos fundidos –la más frecuente–, malfuncionamiento en el controlador, en las acometidas de energía, por descarga eléctrica y la presencia de fauna nociva. En menor frecuencia, por robo de cable: tenemos aproximadamente 50 fallas diarias, en promedio, podemos llegar a tener picos de hasta 60 o disminuir a 40, pero todas son atendidas.

Sobre la operación de los semáforos, detalló que mediante un estudio se establecen diferentes tiempos para las intersecciones y corredores; se hace una programación de tal manera que nos generen las olas verdes, incluso en los semáforos que no están centralizados.

También se apoyan con sensores que detectan el número de vehículos que circulan por una avenida, aunque sólo cuentan con 700, lo que impide tener cubrir toda la ciudad.

Para agilizar la circulación todos los semáforos se programan: tenemos zonas como la calzada Ignacio Zaragoza con ciclos semafóricos que nos pueden durar hasta más de tres minutos; en 180 segundos distribuimos diferentes movimientos, mientras en las colonias que pueden estar con bajos volúmenes de tránsito generalmente están entre 60 y 90 segundos en dos fases de circulación.

Cambiar el sistema de semaforización, para que todo esté de manera centralizada, implicaría invertir millones de pesos; si bien Herrera Manzo reconoce que estos aparatos en la ciudad tienen en promedio una antigüedad que va de media a mayor, requieren ya una renovación de los controladores de las intersecciones, todavía pueden operar en buenos niveles de servicio.