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Calica: recuento de daños // Desastre ecológico // Neoliberalismo permisivo

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esde el inicio de su administración, el entonces presidente López Obrador denunció el ecocidio causado por la trasnacional estadunidense Vulcan Materials mediante su filial Calica, en el área de Playa del Carmen, Quintana Roo, y le puso el cascabel al gato: fueron los gobiernos neoliberales quienes lo permitieron, mediante el otorgamiento de permisos, y aplaudieron. No fue el único, desde luego, pero en esta devastación destacó Ernesto Zedillo.

López Obrador detalló que la entonces secretaria zedillista de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, Julia Carabias, le da permiso (a Calica) y empieza a escarbar, incluso utiliza dinamita. Viola todas las leyes ecológicas y el material se lo lleva a Estados Unidos destruyendo nuestro territorio. Es hipócrita levantar la bandera de evitar el cambio climático y al mismo tiempo destruir el territorio. ¿Dónde están los ambientalistas? De cualquier suerte, el ex mandatario abrió la puerta de la negociación, misma que el corporativo azotó.

Pues bien, ayer la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, presentó un recuento de los daños causados por la citada trasnacional, a la cual el régimen neoliberal nunca molestó, supervisó y menos impidió cometer el ecocidio. Así, de lo denunciado por la funcionaria (no sin antes subrayar que Calizas Industriales del Carmen, filial de Vulcan Materials, desde 1986 –en el gobierno de Miguel de la Madrid– se dedicó al aprovechamiento y explotación de roca caliza y sus agregados pétreos, principalmente, piedra triturada, arena y grava), destaca lo siguiente:

Es un desastre ecológico, porque se extraía caliza para exportarla a Estados Unidos para construir carreteras, y la explotación de roca caliza se fue incluso por debajo del manto freático, en una zona que tiene un ciclo hidrológico muy importante, llena de cenotes, y se ha ocasionado una gran devastación ambiental y graves desequilibrios ecológicos. Son mil 200 hectáreas lo que se ha explotado en este caso.

La empresa ha dado una serie de declaraciones falsas; entre otras, que tiene todos los permisos. No es verdad. En segundo lugar, negó sobrexplotar la extracción de piedra caliza. Se sobrepasó en la extracción y los permisos que se le dieron en 1986. Luego, se le otorgó otro permiso en 2000 que extendió el plazo por 20 años. Ellos ya no tienen permiso desde diciembre de 2020. Explotaron, además, 140 hectáreas de extensión con una profundidad hasta de 12 metros, invadiendo el manto freático.

Afirmó tener todas las concesiones de agua, pero solamente tenían una, que nunca actualizaron y fue justamente utilizada para incluso ir más abajo del manto freático. Simularon incluso ante el Tribunal Internacional que tenían todos los permisos del Instituto Nacional de Antropología e Historia en las zonas arqueológicas.

Reportaron a la autoridad financiera de Estados Unidos en la bolsa –es una empresa que en ella cotiza– el doble de reservas de material pétreo que reportan en México, para poder evadir impuestos. Esta empresa demandó a México con base en el TLCAN, no en el T-MEC, por más de mil 500 millones de dólares, porque el presidente López Obrador les cerró absolutamente la extracción de caliza en el subsuelo de Playa del Carmen y de Cozumel.

Semarnat y la Profepa confirmaron estos daños, el impacto al sistema hidrológico subterráneo 20 veces más del volumen autorizado. Ellos construyeron estanques superficiales; entonces, el agua de los cenotes emergía en estos estanques y había una gran evaporación, y eso hace que se pierda una cantidad de agua importantísima. Además de altos valores de contaminación industrial, producto de que dinamitaban el suelo y procesaban sus extracciones con materiales pesados.

Destruyeron 13 cenotes de los 17 en la zona. Al menos tres están destruidos en su totalidad. Esto no es una expropiación, como dice Calica. No: el terreno sigue siendo de ella, pero no puede extraer ni un gramo más de piedra caliza. De ese tamaño.

Las rebanadas del pastel

Sólo el siniestro Ricardo Monreal, de la mano con filtros de selección interna verdaderamente inexistentes, puede imponer al impresentable Pedro Haces (Heces, charro sindical, pandillero y demás gracias) como su operador político (es mi segundo, dice el zacatecano), aún a costa de la rebelión de la bancada morenista en San Lázaro. Su largo cuan oscuro historial no solo amerita la expulsión de ambos, sino rigurosa sanción, cuando menos, a quien sin chistar dio el visto bueno. Y, como siempre, Luisa María Alcalde en el éter.

X, antes Twitter: @cafevega