n un par de semanas más se realizará la Cumbre de los BRICS (22-24 de octubre) –organización originalmente integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, pero ahora con mayor número de naciones asociadas y otras en lista de espera– en la ciudad rusa de Kazán, con el objetivo, según reza la convocatoria, de fortalecer el multilateralismo para un desarrollo y una seguridad globales equitativos, en lo que constituye una sólida alternativa económica-comercial multilateral para los llamados países emergentes y como respuesta al cada vez más autoritario, cerrado y unipolar Grupo de los 7 (G-7), constituido por las siete economías occidentales más fuertes.

A principios de 2024 a la organización se integraron Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Arabia Saudita y Etiopía. Argentina también fue invitada, pero el nuevo gobierno del esperpéntico Javier Milei echó por la borda esa posibilidad, la cual nada mal hubiera caído a la destrozada economía de ese país, que registra un desplome histórico y crecientes indicadores de pobreza e indigencia.

Entre las novedades en torno a esta alternativa económica-comercial se cuenta la reciente solicitud formal de integración por parte de Cuba, nación caribeña a la que se le abrirán amplias posibilidades para su comercio exterior e intercambio en todos los ámbitos. También, en lista de espera se encuentra Azerbaiyán (ex república soviética) y el número de solicitantes crece constantemente.

El presidente Vladimir Putin ha informado que un total de 34 países han expresado su deseo de unirse a las actividades de nuestra asociación de una forma u otra; a nuestra presidencia (de los BRICS) se le encomendó la misión especial de hacer todo lo posible por integrar a las nuevas naciones de la forma más rápida y orgánica, y entre ellas se cuentan, al menos, Cuba, Venezuela, Colombia y Bolivia, siempre para fortalecer el multilateralismo en pro de un desarrollo global justo y seguro. Detalló que la contribución de los BRICS (+) a la economía mundial supera a la del G-7; en 1992 , éste representaba 45.5 por ciento del PIB mundial; en 2022 cayó a 30.5 y los BRICS crecieron a 36 por ciento.

De acuerdo con información del Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia, los resultados de 2023 y teniendo en cuenta los nuevos miembros, los BRICS (+) representan más de 36 por ciento del producto interno bruto mundial; 37 por ciento del comercio mundial y casi la mitad de la población del planeta, unos 3 mil 500 millones de habitantes de un total de 8 mil millones. Además, suman un territorio conjunto cercano a 40 millones de kilómetros cuadrados y representan 40 por ciento de la producción global de petróleo, de tal suerte que las naciones integrantes han desarrollado activamente su potencial económico y tecnológico, formando uno de los mercados globales más prometedores; mediante la colaboración y la asociación multilateral, será posible aplicar una regulación competente del creciente comercio electrónico internacional, así como eliminar las barreras monetarias y competir en el sector de la alta tecnología entre los principales líderes del mercado mundial.

Si bien ha dicho que sigue con interés el desarrollo de los BRICS por el peso económico de las naciones que lo conforman y de los intercambios bilaterales que nuestro país mantiene con sus miembros, el gobierno mexicano no se ha interesado en asociarse a ese bloque, porque su prioridad es el T-MEC.

Por el lado el Grupo de los 7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá, Italia, Reino Unido y Japón, con la Unión Europea de la mano, siempre con la idea unipolar y autoritaria) cuenta con una población cercana a mil 100 millones de personas y un PIB conjunto por alrededor de 50 billones de dólares. Las estimaciones calculan que en 2050 será ampliamente superado por los BRICS (+).

Entonces, no hay que quitar el ojo de la cumbre en Kazán, una sólida alternativa multilateral e inclusiva, que no limitará sus trabajos al ámbito económico-comercial, sino que abordará la geopolítica, la geoeconomía y la geoestrategia.

Las rebanadas del pastel

Si la bancada morenista en San Lázaro evitó la imprudente petición –por decirlo suave– del florero Olga Sánchez Cordero para ocupar la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, no logró hacerlo en la descarada imposición de Ricardo Monreal de su nuevo coordinador de operación política Pedro Haces (Heces, personaje impresentable), que sólo reavivó el enfrentamiento, por razones similares, cuando el zacatecano despachaba en el Senado. Son ganas de bañarse con la misma boñiga.

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