La directora escénica Mariana García Franco describe su labor como un proceso de constante reflexión sobre el cuerpo y la experiencia cotidiana, alejándose de la narrativa tradicional.

En su obra más reciente, Algunas cosas necesarias, que se presenta en el espacio alternativo Arte Obrera, la también actriz busca que el espectador participe en una experiencia extraordinaria, en la que los cuerpos de los performers se ofrecen como un espejo para que cada uno pueda atravesarlos con su propia historia.

No es mi historia personal la que me interesa contar en esta pieza, sino cómo los cuerpos pueden ser atravesados por los ojos de quienes miran y contarse su propia experiencia, explicó en entrevista con La Jornada.

El montaje, creado por LCN Escena, se adentra en temas que, aunque parecen cotidianos, revelan una profundidad en la repetición y la cotidianidad. Mariana García subrayó la importancia de reconocer los pequeños actos que llenan nuestro día a día, que generalmente pasan desapercibidos, pero que en conjunto moldean la manera en que habitamos el mundo.

“Julio Cortázar lo dice muy bien en un texto de Rayuela, donde menciona que no es el día que te corrieron del trabajo, sino los otros 364 días en que aguantaste el maltrato”, añadió la directora.

Algunas cosas necesarias posee un lenguaje escénico distinto, donde la performatividad no se ajusta a lo convencional. La trama no es lineal, sino un conjunto de cuerpos que dialogan con el espacio, entre sí y con el público, al que Mariana García Franco prefiere llamar invitados.

“Los espectadores llegan sin saber bien a qué vienen, y esa es la idea: ofrecer un espacio donde el cuerpo de los performers y el de los invitados puedan dialogar, no en sentido literal, pero sí en una reflexión que va y viene entre ambos.”

El espacio en el que se desarrolla la obra es clave para generar esa atmósfera de cercanía y exploración. Arte Obrera es un lugar alternativo que invita a repensar la relación entre los espectadores y el escenario.

Para García Franco, este lugar es una brecha en el circuito convencional, lo que nos obliga a salirnos del foco y a generar un pensamiento periférico. Trabajar aquí nos permite habitar esa periferia de la que hablamos en la obra, porque no sólo supone pensar en otros lugares, sino también en otras formas de habitar el espacio y el cuerpo.

A lo largo del proceso creativo, el equipo trabajó en un laboratorio de investigación escénica, donde los performers exploraron trayectos y experiencias personales para luego plasmarlos en escena.

La directora y actriz enfatizó que el trabajo en equipo es fundamental para generar ese espacio de resistencia que la puesta en escena propone.

Hoy día, juntarse a trabajar de esta manera, donde no hay un objetivo claro de producción de capital, sino un acto de encuentro real, es un acto de resistencia, afirmó.

Para Mariana García Franco, resistir también es rebelarse contra la rapidez y la obsesión por el producto final.

“Escribir un cuaderno de trabajo, como lo llamamos, es un acto de creación en sí mismo, aunque no esté terminado. Es un esbozo, pero en ese esbozo ya hay una realidad potente y que permite múltiples lecturas.

Esta pieza es una pregunta en sí misma o, mejor dicho, muchas preguntas que abren más. Una de las más importantes es: ya que sabemos todo esto, ya que podemos ver nuestro cotidiano de otra manera, ¿qué vamos a hacer? Los espectadores deben reflexionar sobre sus cicatrices, sus trayectos y las violencias cotidianas que, a menudo, pasamos por alto.

Con la participación de Minerva Bautista, Lara Hereu, Vera Rivas y César René Pérez Diseño, la última función de Algunas cosas necesarias se realizará hoy a las 19 horas en Arte Obrera (Isabel La Católica 231, colonia Obrera). El costo del boleto es de 180 pesos, con los descuentos de costumbre.