Con aplausos y música fue despedida la pintora y escultora María Lagunes (1922-2024) en el homenaje póstumo que se le rindió ayer en el Palacio de Bellas Artes, recinto donde el pasado 12 de agosto recibió su último reconocimiento: la Medalla de Oro Bellas Artes en Artes Visuales.

La ceremonia, efectuada en el vestíbulo principal del máximo recinto cultural del país, fue encabezada por la titular de la Secretaría de Cultura (SC) federal, Claudia Curiel de Icaza, en lo que fue su primera aparición pública desde que asumió el cargo.

En su intervención, Curiel de Icaza rememoró la vida de la artista veracruzana y la definió como valiente y creativa, cuya primera pasión fue la música. Mencionó que María Lagunes tuvo profesores en la Academia de San Carlos de la talla de Arturo García Bustos, Francisco Dosamantes, Tomás Chávez Morado, Francisco Zúñiga, Juan Soriano y Antonio Rodríguez Luna, con quien aprendió de litografía, agua fuerte y escultura.

Al dar lectura a la semblanza de Lagunes, la funcionaria destacó que en 2005 recibió la Medalla de Plata por 35 años de servicios académicos en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En este recinto, donde Lagunes recibió la Medalla de Oro Bellas Artes, hoy la despedimos con todos los honores que merece, y queremos darle un gran abrazo fraterno y lleno de cariño a sus hijas, Silvia y Maya, y a toda su familia y amigos. Descanse en paz, la maestra y artista María Lagunes, concluyó Claudia Curiel.

En nombre de la familia, Silvia Segarra Lagunes, hija de la escultora, agradeció las muestras de afecto, así como el homenaje póstumo. “Es difícil para mí hablar de María Lagunes, tratando de mantenerme a distancia, pero creo que puedo decir que fue una gran artista y una gran persona, con un trabajo incansable e inacabable, que tuvo la fortuna de vivir y disfrutar de la creación artística durante muchos años, como todos sabemos.

Sólo me resta dar las gracias a todos ustedes por estar aquí y por todas las muestras de admiración y afecto que recibió en vida.

En su intervención, el director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Juan Ignacio del Cueto, expresó: fue una maestra que dejó huella en buena parte de sus alumnos, y una escultura fuera de serie. Posteriormente, dio lectura a unos textos incluidos en el libro María Lagunes: Trayectorias, publicado en 2016 por la máxima casa de estudios.

Lucina Jiménez, aún titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y directora general de Formación y Gestión Cultural a partir del 16 de octubre, sostuvo en el homenaje: “estamos aquí para rendir tributo a una gran creadora, a una gran mujer a quien pensamos siempre como artista infinita; la pensamos así, porque fue capaz de trabajar y de transitar prácticamente por todas las expresiones de las artes plásticas.

María Lagunes rompió fronteras en un tiempo en el que era imposible pensar una escultura, pero no sólo lo rompió en el sentido de conquistar un espacio para dar vida a esa pléyade de obras que ahora tenemos, sino que lo hizo rompiendo también con un tiempo en el que lo abstracto tampoco era el espacio en que reinaba la estética del momento; fue revolucionaria.

Tras los discursos de los funcionarios y familiares se realizó la primera guardia de honor y más tarde se retiró el féretro con los restos de la artista. Su hija Silvia informó que la cremación se realizaría más tarde.

Tras finalizar la ceremonia, los medios de comunicación solicitamos conversar con la nueva secretaria de Cultura federal, pero su respuesta fue: no es el momento, y que la próxima semana se reunirá con la prensa.