Seis años después de haber salido de su casa para jurar el cargo de Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador salió ayer de Palacio Nacional definitivamente, para no volver, y regresó a su domicilio particular en el sur de la Ciudad de México, desde donde este martes emprenderá el camino para entregar en San Lázaro la banda presidencial a su sucesora Claudia Sheinbaum Pardo.

No nos falló, expresó a este medio Ema Serrato, una de las vecinas del tabasqueño que se reunieron ayer a las afueras de su domicilio en la colonia Toriello Guerra, de la Alcaldía Tlalpan, para despedirse de él.

Exactamente a las cinco de la tarde con 38 minutos, tal como lo adelantó, López Obrador salió de Palacio Nacional por la puerta de la calle Corregidora a bordo de una camioneta blanca –tras ella el emblemático Jetta que usó a lo largo de su sexenio–, con rumbo a su casa, en donde ha dicho que se tomará unos días para aclimatarse antes de emprender el viaje a Palenque, donde se retirará de la vida pública.

Al grito de ¡presidente, presidente!, decenas de personas que esperaron por horas para ver al tabasqueño corearon al paso del vehículo, desde donde López Obrador, en el sitio de copiloto y asomado por la ventanilla, lanzaba besos y alzaba los brazos en señal de despedida.

Poco más de media hora le tomó recorrer el trayecto a su vivienda, en donde, pese a la lluvia, también lo esperaban ciudadanos.

A las 6:33 de la tarde, la camioneta llegó al condominio en el que reside el ex mandatario, que fue recibido entre aplausos y gritos de apoyo. Personal de seguridad del lugar abrió entonces el portón para permitirle la entrada. Un minuto después, las cerraron, mientras que afuera decenas de personas coreaban: Gracias, presidente.