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Ciudad perdida

Hacia un segundo piso sin baches

M

éxico despertó hoy comandado por una mujer.

La presidenta Shein-baum recibió de manos de López Obrador la responsabilidad de llevar al país por un sendero de bienestar, o como ella ha dicho, por el segundo piso de la 4T.

Sí, pero antes de eso y para transitar con éxito se deben tapar los baches, algunos muy profundos, que tiene el primer piso. La tarea no promete ser grata, por el contrario, enfrentar odios y venganzas sin mentiras ni demagogias requiere necesariamente del arte de la política, y de eso Claudia Sheinbaum también sabe bastante ahora.

Reconocer deudas con la población será parte del trabajo. Salud, el tema es prioritario. Ya se tienen los hospitales y hasta un sistema de distribución de medicamentos que no funciona del todo bien, pero que sirve, junto con el ejército de profesionales contratados para brindar el servicio para todos que requiere ajustes, pero que ya da resultados.

En educación, los claroscuros. Por lo que hace a la construcción de espacios para el estudio, la cosas van bien, la universidades del bienestar construidas hasta ahora y los apoyos económicos a los estudiantes evitaron la catástrofe que provocó un gobierno, un sistema nini que ni daba empleo ni brindaba educación, pero que culpaba a los jóvenes de sus profundas fallas.

En ese renglón las cosas parecen estar bien, pero todo indica que en lo que toca a la educación primaria se quedó a deber mucho. Las escuelas no son los centros de enseñanza que debería tener un país como México y por más que la tradición albergue la lucha magisterial –que también se olvidó de los niños–, las grandes fallas persisten.

Algo tendrá que pasar con la comunicación institucional. La guerra de papel en la caja de cristal, si bien no podrá zanjarse en su totalidad por la diferencia en la naturaleza de cada cual, sí debe contemplar el deber de informar y no mentir, porque más que hacerle daño al poder político, la mentira confunde y la confusión es mala consejera.

Así que, para arribar al segundo piso muchos baches tendrán que ser remediados, no todos, muchos ya no tienen importancia, pero sí aquellos que se pueden extender hacia el piso siguiente donde la presidenta Sheinbaum tendrá, como bien decía don Daniel Cosío Villegas, su muy personal estilo de gobernar, de eso nadie debe tener dudas.

De pasadita

Nadie dijo que trabajar en el gobierno, cuando menos en el que acaba de terminar ni en el que empieza, sería miel sobre hojuelas. Las tareas son muchas y las 24 horas del día a veces apenas alcanzan.

Una hojeada a lo que fue la agenda de la nueva secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, el último día del gobierno de López Obrador y el primero en la era Sheinbaum da idea del compromiso.

Rodríguez empezó el día con la coordinación de la reunión del gabinete de seguridad, después se integró a la mañanera y antes de que finalizara salió del salón para tomar el avión que la llevó a Tabasco a la toma de posesión de Javier May como gobernador del estado.

Al término del evento, regresa apurada a la Ciudad de México para reunirse y agradecer al equipo que la acompañó en su paso por la Secretaría de Seguridad. Después una cena en la que la presidenta Sheinbaum se reunió con los mandatarios e invitados de otras naciones.

A eso de las 23:30, ya en la casona de Bucareli, ceremonia oficial en la que recibió la Secretaría de Gobernación, entregó la de Seguridad y atestiguó el arribo de Ernestina Godoy como consejera jurídica de la Presidencia de la República. De ahí a Palacio Nacional, donde presenció el traspaso de mando de López Obrador a Claudia Sheinbaum, y si no hay nada más, tendrá unas horas para dormir porque el siguiente día empieza a las 4 de la mañana. Nada más.