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Para las personas trans, afuera aún es un lugar inseguro: Will Ferrell
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▲ La guionista Steele (izquierda), junto con su amigo y compañero de trabajo Ferrell, con quien aparece en el documental Will & Harper.Foto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 1º de octubre de 2024, p. 9

El comediante Will Ferrell y el guionista Harper Steele se conocieron cuando trabajaban en el programa nocturno Saturday Night Live.

En 2022, a los 61 años, Steele envió a Ferrell una carta en la que le decía que era trans y que estaba en proceso de conversión. Ahora hicieron un documental sobre su amistad de 30 años y cómo ésta evolucionó después de que Harper declarara su orientación a esa edad.

The Independent platicó con ellos sobre un nuevo documental que se estrenó ayer en Netflix, Will & Harper, un viaje en carretera en el que abordan, más que la transfobia, su amistad.

–¿Por qué existe la transfobia? –se le pregunta a Ferrell.

Parpadea, abre la boca y sacude la cabeza. Creo que tememos a lo que no conocemos, responde.

En la carta que Steele envió a Ferrell le decía: Sólo te pido como amigo que me defiendas. Haz lo mejor que puedas. Si me tratan mal, simplemente habla en mi nombre, eso es todo lo que pido.

La guionista no sabía qué pensarían sus seres queridos ni hasta qué punto la tratarían de forma diferente. También estaba preocupada por andar en Estados Unidos: antes de su transición, solía viajar por el país y aventurarse en lugares desconocidos, tropezarse con los bares más sucios y hacer amistad con desconocidos. En busca de respuestas, ella y Ferrell decidieron emprender el viaje juntos, llevando al cineasta Josh Greenbaum. El resultado: una instantánea conmovedora.

“Conocimos a mucha gente que simplemente…” Ferrell busca la frase adecuada, mirando a Steele. La encuentra: “que simplemente era... ‘Haz lo que quieras, no eres una amenaza’.”

“Hay odio ahí fuera –continúa Ferrell–. Es muy real y es muy inseguro para las personas trans en ciertas situaciones.”

La pareja tiene una relación amable; hay muchas sonrisas de agradecimiento de ida y vuelta. “Es muy extraño para mí porque Harper finalmente es... ella. Finalmente es quien siempre estuvo destinada a ser. Con independencia de si puedes o no aceptarlo, ¿por qué te importaría si alguien es feliz? ¿Por qué eso es una amenaza para ti? Si la comunidad trans es una amenaza para ti, creo que se debe a que no tienes confianza ni seguridad. Bueno, esa es mi respuesta poco convincente”, dice con seriedad.

Inicios en SNL

Él y Steele ríen. Fue una buena respuesta, revira el segundo. Deberías escribir un ensayo sobre eso.

Los amigos se conocieron en 1995, cuando los contrataron para el venerado programa Saturday Night Live (SNL). Ferrell como intérprete y Steele como guionista. Rápidamente se encontraron. Había muchas personalidades compitiendo por el espacio, recuerda el actor, y cuando veo eso, tiendo a dar un paso atrás. Se ganó una pequeña reputación. “La gente decía: ‘Oye, ¿alguien conoce a ese tipo alto? Es agradable, pero no parece tan gracioso’”.

Sin embargo, Steele se había fijado en él. Tenían un sentido del humor similar y preferían la comedia experimental y disparatada, que luego incorporarían a los sketches que escribían juntos. Más tarde me enteré de que, sin que yo lo supiera, ella había sido una minidefensora mía, recuerda Ferrell.

Terminaron convirtiéndose en colaboradores cercanos, tanto en la emisión como más allá, pues Steele ha escrito muchos de los proyectos más extravagantes de Ferrell.

La comedia es su lenguaje de amor, comenta a su vez el director del documental, Greenbaum. Es algo a lo que siempre recurren los dos. El cineasta conocía a Ferrell y Steele desde hacía años y esperaba honrar la amistad de la pareja en el cine. Sin embargo, eso significó que el trabajo resultante se convirtiera en una montaña rusa tonal: si era demasiado cómico, la seriedad del viaje de Steele se diluía; si era demasiado pesado, se perdía la ligereza innata de los protagonistas.

Tampoco se reconoce en gran medida el clima político en que se estrena la película. Hay una escena estremecedora en la que Ferrell y Steele le dan la mano a un político estadunidense en un partido de basketbol para luego descubrir que éste había votado a favor de una serie de leyes antitransgénero. Pero es una excepción en una historia que prioriza lo personal sobre lo político.

Todos sabíamos que se recibiría como filme político y que se incluiría en el debate, dice Greenbaum. En esencia es una historia muy pura y simple de dos amigos. Creo que eso puede cambiar y afectar a más corazones y mentes. En el clima que vivimos, si percibes una agenda o si detectas que alguien está tratando de convencerte de algo, pierdes la mitad de la audiencia.

Años de lucha

Will & Harper es, fundamentalmente, una cinta con dos mitades. La más poderosa está relacionada con el viaje de Steele, que desentraña años de luchas y comienza a reconstruir una nueva vida. Luego está la presencia de Ferrell, que sirve de sustituto para los espectadores en casa que, aunque no les molesten en absoluto las personas trans, aún pueden tener preguntas.

Sería poco sincero no señalar que éramos conscientes del alcance que tiene Will Ferrell, reconoce Greenbaum. “Su base de fanes abarca todos los espectros, pero también tiene un elemento tradicionalmente heterosexual. En cierto nivel, sin duda, queremos llegar a esa audiencia, pero para mí y para Harper era muy importante que también representáramos a la comunidad queer”.

Esto lo consiguieron, pues al mirar Will & Harper, uno se da cuenta rápidamente de lo inusual que es ver a personas trans hablando de sí en lugar de que se hable de ellas en las noticias de la noche o en los columnistas cisgénero.

Sin embargo, le pregunto a Steele si está contenta con la postura vagamente apolítica de la película. En Will & Harper, sin embargo, la mayor parte de la transfobia que preocupa a los protagonistas proviene de zonas rurales del centro de Estados Unidos. El país de Trump, en efecto.

–¿Steele es consciente de la otra clase de transfobia? –se le pregunta.

–Personalmente, están en el fondo de mi cabeza. Sin duda, escucho esa voz en mi país. El New York Times es una especie de centro de eso: generalmente de tendencia izquierdista, pero a veces también muy antitrans. Es extraño... –se queda en silencio–. Por eso tiendo a preguntar primero a los periodistas que me entrevistan si creen en mí. ¿Creen que existo? ¿Que soy válida? Eso no siempre es parte de la conversación. Me gusta empezar por ahí porque hay muchas personas en la comunidad liberal que parecen no poder entenderlo por una razón u otra.

“Pero Will & Harper –dice– no era la película para profundizar en el tema. Sólo queríamos abordar cómo es para dos personas que son amigos lo que todo esto significa para nosotros y nuestra amistad en el futuro. Necesitaba que él viera la alegría que estaba experimentando.”

Steele sonríe. También quería demostrarle a mi amigo que todavía era divertida, y probablemente más divertida que él.

Will & Harper está en Netflix.

Traducción: Juan José Olivares