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Historiador ibérico insta a excusarse por la rapiña y depredación
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 28 de septiembre de 2024, p. 4

Madrid. España debe pedir perdón a México por ese pasado de rapiña, depredación y exterminio de las comunidades indígenas, y sólo así dejara atrás la desmemoria en que ha vivido desde hace siglos, señaló Justo Cuño, catedrático español y una de las máximas autoridades en historia de América.

En entrevista, analizó la crisis diplomática entre ambos países por las reticencias del Estado español, desde el rey Felipe VI hasta el gobierno, presidido por el socialista Pedro Sánchez, de responder a las peticiones de perdón por las atrocidades de la Conquista y el periodo colonial solicitadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Cuño es profesor de historia de América en la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, y del Centro de Estudios Avanzados para América Latina y el Caribe. Uno de sus libros más recientes es Ayacucho: la última batalla de la independencia americana, obra que relata el combate que selló la derrota definitiva del imperio español en el continente americano.

El historiador señala que la polémica forma parte de un problema irresuelto por México, pero sobre todo por España, que en su tradición histórica y cultural no afronta los problemas: prefiere voltear la cabeza o hacer como el avestruz, esconderla, como si no hubiera pasado nada. Y esa es la explicación de por qué cuando AMLO escribe a Felipe VI, éste no contesta.

Cuño llama a reforzar unos lazos que no pueden mantenerse por separado, porque la construcción identitaria de lo americano no se entiende sin lo peninsular. Y viceversa. Por lo mismo, sobre la unidad del idioma, manifiesta la necesidad de situarlo en su claro contexto, sin jerarquizaciones y sin entender que una cosa es mejor que otra, que cada conjunto de culturas y costumbres ha evolucionado de una forma distinta a partir de un tronco en común, y a partir de ahí construir nuevos vínculos, en igualdad de condiciones, entre América Latina y España.

Indica que en el país ibérico se vive en la desmemoria más absoluta; este año, agrega, en Latinoamérica se conmemora el bicentenario de la Batalla de Ayacucho, que puso fin a la presencia española y afianzó la independencia, pero “no se ha mencionado nada respecto a este episodio de la historia. Para nuestro país, todo lo que no son victorias épicas se entierra en lo más profundo. Escondemos la cabeza como si no existiera esa parte de nuestra historia.

“Quienes hemos pasado por el sistema educativo español lo hemos apreciado de una manera clara: los niños no saben qué es América, salvo las referencias horribles que les llegan a través de las películas de Disney, de exotismos y guacamayos. O tienen la imagen del narcotráfico y de la inseguridad. Y seguramente la responsabilidad es de esa historiografía que se ha ido creando aquí y que ha incidido en esa dicotomía entre lo americano y lo español.”

Además, subraya, cuando los jóvenes estudian la Conquista, sólo leen de aquellas gestas heroicas de los hombres barbudos, valientes y osados que se enfrentaron a todas aquellas tribus que terminaron conquistando. Y luego se explican los periodos de Independencia como las maniobras de gente desafecta que decidió alejarse de la mejor de las culturas y religiones, como algo deshonesto y de ausencia de lealtad.

Cuando se habla del supuesto canibalismo o los sacrificios humanos en los pueblos precolombinos, más que de sus avances astronómicos y en otras ciencias del saber, explica, se hace para justificar que salvaron de la barbarie a esos pueblos, sin ver que se hizo con más barbarie. No acabamos de salir de ese círculo vicioso sin entender que las prácticas que tenían los pueblos precolombinos son explicadas a través de su propia cultura y de su propia circunstancia, y no son ni mejores ni peores que la de los conquistadores.

Sobre la dificultad de pedir perdón por ese pasado violento, es como si con respecto a esa época existiera una especie de desconexión y que nosotros no tenemos que pedir perdón por lo que hicieron Cortés, Valdivia, Orellana o Pizarro. Se piensa que esos eran otros, pero en mi punto de vista, no eran otros, sino que son nuestros antecedentes y, por tanto, tenemos responsabilidad.

Hermanamiento con AL

En virtud de eso, debemos crear una conciencia y un sentimiento que nos lleve al hermanamiento con América Latina. Y eso sólo se logra si atendemos esa petición de que los españoles pidan perdón por todos esos procesos históricos en los que ellos consideran que fueron enormemente perjudicados. ¡Hay que hacerlo! No es desdoro del pasado imperial; más aún, en ese pasado imperial coexiste este proceso de depredación, de exterminio de las comunidades indígenas y de rapiña. Y las dos cosas forman parte de nuestro pasado histórico, y al menos por una parte se debe pedir perdón.

Sin embargo, ve lejanísimo que eso sea posible, aunque tiene la esperanza de que algún político deje de escuchar las posturas de la historiografía trasnochada, rancia y tradicional que piensa que nunca debemos pedir perdón.

La entrevista completa en https://bit.ly/3XHI1kH