Misión cumplida
Sábado 28 de septiembre de 2024, p. 2
Misión cumplida
, dijo el artista Gabriel Orozco al cerrar un ciclo de casi seis años como coordinador del proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura, el 24 de septiembre, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró la cuarta sección y última que faltaba por concluir de ese bosque urbano.
–¿Cuál es su sentir ahora que ya se inauguró este proyecto?
–Estoy muy contento. La ceremonia fue emotiva y la gente que nos acompañó estaba feliz. Me dio gusto recibir muchas felicitaciones y estar en medio de tanto entusiasmo; ver al equipo de trabajo ahí celebrando. Fueron seis años de mucho esfuerzo y trabajo, además de que, a lo largo del proceso, fue muy difícil explicar a la sociedad la dimensión y la complejidad del proyecto. Aún lo estoy procesando, pero estoy tranquilo de entregar la obra y cumplir con lo que me comprometí. Es una sensación como cuando se inaugura una exposición grande en un museo.
–¿Entonces, misión cumplida?
–De mi parte sí. Primero, fue toda la etapa de diagnóstico, de análisis del terreno y de la situación, de toda la complejidad de Chapultepec con todas las instituciones involucradas y habitantes que lo viven. A partir de ese diagnóstico, proponer los nodos, ver los puntos donde se podrían mejorar las interconexiones, la accesibilidad, el ecosistema. Fueron procesos, cada uno, paso a paso.
Se plantearon las ideas, se concursaron los proyectos y se establecieron los equipos de trabajo; mi participación fue de asesoría de la parte creativa. Ésa es la parte que cumplimos. Sobre todo en la formación de jardines o restauración ambiental. Los resultados son a largo plazo, se empezarán a ver en uno, dos o tres años. Entonces, lo que me tocaba hacer ya lo entregué. Misión cumplida, sin duda.
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–¿Está satisfecho?
–Me siento como cuando termino una escultura o una pintura: siempre hay que mostrarla. Cuando está expuesta al público empieza a funcionar el intercambio social, cultural, estético y político con la sociedad. Uno como artista, normalmente, no puede saber qué tanto es misión cumplida, en el sentido pleno. Siempre hay cosas que uno piensa que pudo haber hecho mejor, pues siempre hay otras que se resolvieron en el camino y no son exactamente lo que uno había pensado. Pero al final sí hay satisfacción porque ya empiece a funcionar.
Veremos cómo esos mecanismos, pabellones, recorridos, traslados, puentes son activados por la gente y cumplen su misión. Es cuestión de tiempo. Personalmente, nunca he sido triunfalista, nunca he sido un artista que se pone a mirar atrás demasiado; simplemente, terminé lo que me tocaba hacer.
–¿Sigue considerando a este proyecto un trabajo artístico?
–Es un trabajo cultural y ambiental. Y sí, es posible que el diseño del paisaje o la arquitectura acceda o pueda convertirse en obra de arte, pero no es forzoso. O sea, hay muchos edificios y muchos jardines que no alcanzan ese grado. Veo al arte como un estado de las cosas. Que un texto, un edificio, un jardín o un arreglo floral puedan alcanzar cierto grado y considerarse obra de arte depende de la sociedad.
Entonces, considerar un plan maestro como obra de arte no es algo que me corresponda, pero si uno diseña un proyecto del tamaño de Chapultepec, más siendo un artista con un equipo de trabajo muy grande, y si la intención es que tenga un nivel artístico lo más alto posible, que se desarrolle en el tiempo y en el uso cotidiano con cierta funcionalidad, lo esperable es que sí alcance momentos de artisticidad, de poesía, que sea inspirador para la gente.