Cada vez más cerca del fin de su mandato –ayer faltaban cuatro días–, en la mañanera de este jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró nostálgico al observar una fotografía en blanco y negro proyectada en la pantalla del salón, recuerdo de sus primeros años en la política, de Tabasco en la década de los 80.

En la postal se veía a un joven López Obrador caminando descalzo por un pantano, con el pantalón remangado y los zapatos en la mano, acompañado de dos campesinos. “Así comenzamos, trabajando en las comunidades indígenas. Así me formé, ahí aprendí a trabajar para los pobres (…) Así nos formamos y me siento muy orgulloso de eso. Y me siento muy orgulloso de que así empecé y así termino (como Presidente), y no cambié”.

¿Se le asignará seguridad, se le preguntó en la antepenúltima mañanera en el salón Tesorería de Palacio Nacional. No temo por nada, afirmó al señalar que una vez en La Chingada –su quinta en Palenque– me va a cuidar la gente.

El mandatario no dejó pasar la oportunidad de agradecer al equipo que lo acompañó a lo largo de estos seis años para hacer funcionar el aparato de comunicación: operadores de cámaras, encargados de búsqueda de materiales y fotógrafos y a quienes tuvieron trato constante con la prensa y resolvían la logística de las giras.

Por enésima ocasión exhortó a sus seguidores y periodistas que no lo busquen y menos lo persigan una vez que se retire de la vida pública. El martes entrego la banda (a Claudia Sheinbaum), me voy a quedar aquí unos días para aclimatarme y luego me voy a ir. (Quiero) pedirles que me ayudan si no me visitan porque, si van, lo van a usar de pretexto mis adversarios disfrazados de periodistas para ir a espiarme. Ahora, si no me hacen caso, ya voy a empezar a sospechar, voy a decir: estos son conservadores. Me voy a empezar a preguntar: ¿y de parte de quién?

Necesita tranquilidad, dijo, para escribir, e intimidad para, en una de esas, si no hay nadie en torno a La Chingada, nadar en las cascadas cercanas de Nututun o Misol-Ha. Y, ¿por qué no?, hasta a macanear.