Si bien han tenido un resultado positivo al mejorar la percepción de seguridad, los senderos seguros deben ampliarse y llegar a calles secundarias dentro de las colonias con más incidencia delictiva, pues su beneficio es limitado, señala un análisis del Consejo de Evaluación.

En la actualidad, en la capital hay mil 200 kilómetros de senderos seguros donde se mejoró el entorno urbano con luminarias, botones de auxilio, cámaras de vigilancia, balizamiento, reposición de aceras y mobiliario público incluyente, entre otros.

De acuerdo con un diagnóstico hecho a partir de entrevistas a usuarias, este proyecto constituye un gran aporte y es bien valorado, pero no puede concebirse como una solución completa porque se requieren alternativas que amplíen su configuración y no sólo con la colocación de luminarias, sino que debe haber un involucramiento vecinal y aumento de patrullas en circulación constante.

Destaca que para algunas mujeres es una solución parcial de cobertura limitada, pues en la mayoría de sus declaraciones piden que vaya más allá, al señalar que tras dar la vuelta en otra calle ya está oscuro, por lo que el beneficio resulta muy restringido.

El organismo recomendó revisar la forma en la que opera esta estrategia para incrementar el impacto en los ciudadanos, pues si bien se aplica de manera parcial un mecanismo de toma de decisiones, no son consideradas de la misma forma que en otros proyectos.

Agrega que la organización de la estrategia podría dejar fuera la posibilidad de actuar sobre ciertas áreas que preocupan a la gente, pues la responsabilidad recae en una dependencia que opera un programa que no está diseñado en una lógica predominante de seguridad y con recursos relativamente limitados.