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Tumbando caña

Recordando a Memo Salamanca en el centenario de su natalicio

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▲ El pianista y compositor Guillermo Salamanca Herrera.Foto tomada del Facebook de la Orquesta de Música Popular Memo Salamanca
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e aquí al viejo y querido maestro, lo veo venir en el recuerdo con su lerdo caminar, su lánguida figura y sus manos desgonzadas de tanto martillar el piano; el cabello hirsuto, oculto por el sombrero Tardán, los ojos inundados de melancolía, de pasado, de añoranzas y recuerdos. Todos en el puerto de Veracruz y en el ambiente musical le llaman Memo, de cariño, aunque en su acta de nacimiento se registra su nombre de pila: Guillermo Salamanca Herrera.

Quizá usted no lo conozca o no lo recuerde pero este caballero del que el pasado 12 de agosto celebramos el centenario de su natalicio, fue (es) una de las grandes personalidades del quehacer musical bailable en México.

Originario de la hermosa Tlacotalpan, Veracruz, fue un pianista, arreglista, director de orquesta y compositor con una carrera artística de gran proyección en los años 50 y 60. Época de esplendor en la Ciudad de México en la que se le vio y escuchó alternar con figuras de renombre como Agustín Lara, Gonzalo Curiel, Dámaso Pérez Prado, Arturo Núñez, Benny Moré y Celia Cruz, de los cuales fue colaborador y guía.

Memo viene de una estirpe donde abuelos, padres, tíos, primos, hijos y sobrinos se han dedicado por años a la labor musical. Sus padres Guillermo Salamanca Ramos y Carmelita Herrera Rodríguez, ambos pianistas reconocidos, fueron sus guías y docentes. Así que lo de ejecutante le vino por instrucción familiar y lo de compositor por vocación.

Escribió más de 400 temas a lo largo de su profusa y fecunda carrera. Son suyas las composiciones Linda jarocha, Rumbambo, La jaibera (que popularizara Celia Cruz), México lindo, Serenata guajira, Lindo Veracruz (que pusiera en órbita Moscovita y sus Guajiros), Mambo en trompeta (que tocara el inolvidable Chilo Moran), Mambo en trombón, Mambo a la Núñez (dedicado a El Caballero Antillano), Mambo Isabel y los mambos nm. 7 y nm. 8, ejemplos de su desarrollado talento.

Además de componer baladas como Alguien vendrá, (al alimón con Sergio Esquivel), uno de los primeros éxitos de José José, compuso boleros intensos como Esa rosa y fue arreglista en el género bailable de la gran mayoría de orquestas de la época y director musical y de grabación de Orlando Guerra Cascarita, Kike Mendive, Rolando Lassiere, Blanca Rosa Gil, Toña La Negra, Nelson Pinedo, Los Hermanos Rigual, Felipe Pirela y un largo etcétera.

Un ejemplo de su estatura artística lo podemos encontrar en el hecho de que fue la única figura de suficiente nivel como para equipararse a Dámaso Pérez Prado. Al cubano le decían El Rey del Mambo, y a Memo, El Príncipe. De hecho, cuando Dámaso se fue al exilio le encargó terminar el álbum que había quedado a medias en el estudio de grabación.

Otro dato a destacar en esta apretada síntesis son las seis grabaciones de larga duración realizadas bajo su dirección a Celia Cruz, algo que muchos biógrafos de La guarachera de Cuba pasan por alto, pero cuyos registros se encuentran en la discográfica Peerless.

Tras mucho batallar en la Ciudad de México, Memo decidió regresar al puerto jarocho donde no dejó de trabajar. Se pasaba noches enteras escribiendo música o haciendo arreglos para sus dos agrupaciones: Charanga del Puerto y Combo de Memo, además de su empleo por las tardes como pianista en un hotel del Centro Histórico del puerto.

El 30 de enero de 2004 le otorgaron, en Tlacotalpan, la medalla al mérito artístico, que dicho municipio brinda a sus hijos predilectos. Esa noche, Memo lucía jovial, rodeado de amigos y familiares. Para el acto preparó un programa al que llamó Son con Son. Dos géneros musicales con los que estaba muy identificado: el son cubano y el son jarocho. En la presentación tuvo como invitados al arpista Andrés Alfonso, al versador Rodrigo Gutiérrez Castellanos y a los grupos Mono Blanco y Siquisirí, resultando una experiencia inolvidable.

En el acto se encontraba su esposa Vitalia Zamudio, quien fuera su cómplice en lo artístico y en la vida. En esa ocasión, Memo dedicó un poema a su tierra, el cual para muchos fue su carta de despedida.

Mi Tlacotalpan querido, / yo quisiera ser tan tuyo / para que fueses tan mío / y alumbrar con tus cocuyos / mis ensueños que se han ido. / Caminar por tus riberas / mirando tu caserío, / pintado de rojas tejas, / oyendo cantar al río / canciones a las palmeras. / Yo quisiera regresar / el tiempo de mi niñez, / pero ya no puede ser, / no se puede regresar / el tiempo que ya se fue. / Mi Tlacotalpan querido, / yo quisiera ser tan tuyo / para que fueses tan mío...

Memo Salamanca falleció en la ciudad de Veracruz, el 2 de agosto de 2008 a los 85 años de edad, despidiéndose de su terruño en voz y canto: “…Te llevo en mi ser / recordándote siempre / y diciéndote así / ¡Que lindo eres tú / Veracruz, Veracruz!”