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Negocios y empresas

El consumo chino

A

diferencia de lo que regularmente se piensa, no es la producción lo que marca el desarrollo sino la demanda creciente de bienes y servicios. Por ello, sociedad que no consume tiende a quedarse estancada.

El caso más notable de este fenómeno es el de China, la mayor fábrica del mundo. A lo largo de medio siglo la producción de dicho país ha desplazado a la producción de otras naciones. En el caso de México, hasta la bandera nacional y las imágenes de la Virgen de Guadalupe se importan de este gigante asiático, al tiempo en que fábricas de bienes de consumo, como de ropa, zapatos y herramientas han cerrado sus puertas por falta de competitividad frente a ese gigante.

Uno de los problemas que presenta China en estos momentos es que muchos países le cierran sus puertas con políticas proteccionistas, debido a su alta competitividad y a los subsidios que ofrece.

El otro problema grave es que el consumo de este país asiático es mucho menor que su producción. Mientras que en las economías de mercado se consume entre 50 y 80 por ciento de la producción local, en China apenas se consume localmente 40 por ciento del total. Este modelo de desarrollo le permitió al país asiático crecer a tasas cercanas a 10 por ciento anual durante décadas. Pero ahora su ritmo de exportaciones baja irremediablemente.

En consecuencia, el crecimiento de la producción y del consumo en China crece a un menor ritmo. Edificios de departamentos que se vendían como pan caliente se han quedado a medias, porque ya no hay compradores y lo mismo sucede con otros bienes de consumo, como autos, refrigeradores y aparatos electrónicos.

La salida a esta crisis está en el aumento del consumo local, pero se ve difícil por el menor crecimiento del empleo. Además, el presidente Xi Jinping ha dicho que no pretende impulsar el crecimiento del consumo porque generaría pereza entre la gente.

Este círculo vicioso que limita la producción y el consumo interno se puede convertir en una recesión, después de casi 45 años de crecimiento continuo. La caída en la economía afectará el nivel de vida de la población y, eventualmente, afectará al sistema político en una de las naciones más grandes y complejas del mundo.