Opinión
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Aprender a morir

Sedena y GN, ¡ayuden!

I

ndefensión, además de falta de defensa, es desprotección, vulnerabilidad, y una situación en que se coloca a quien se impide o limita, indebidamente, defender sus derechos. No es este el espacio para hablar de la perenne indefensión de los pueblos, a cargo de instituciones que, paradójicamente, deberían velar por sus intereses y seguridad, aunque sí para hacer referencia al olvidado arte de ayudar a vivir, no sólo a sobrevivir.

Contaba un conocido: en el desfile militar del pasado lunes 16, en la mesa contigua a la nuestra de un céntrico hotel, seis caballeros reían y a veces se carcajeaban estrepitosamente al paso de los contingentes, luego cuchicheaban divertidos. De pronto, una señora, imbuida de oportuno patriotismo, se paró delante de ellos y preguntó: oigan, ¿no les parece una grave falta de respeto estarse burlando de nuestras fuerzas armadas y de la Guardia Nacional desde que comenzó el desfile? A lo que uno de los miembros más maduros del grupo, sin dejar de reír ni ponerse de pie, respondió: usted disculpe, es que somos narcos.

Convertido buena parte del estado de México en zona de desastre por inundaciones, deslaves, fuertes vientos, lluvias torrenciales, centenares de árboles derribados, unos por viejos, otros por ser especie inadecuada, pero todos por la imprevisión de las autoridades para podarlos o cortarlos oportunamente, y rebasado el personal de esos municipios para apoyar a los afectados y levantar los árboles caídos, ¿no es hora de que el Ejército y la Guardia Nacional colaboren con los municipios afectados y aceleren las actividades de auxilio, optimizando el empleo de recursos humanos y materiales para su atención inmediata? ¿Sus amplios recursos y el personal sólo sirven para desfiles? ¿Habrá que darles la razón a los sujetos que se carcajeaban?

Habiendo responsables –la empresa Arcus– se pretende ignorar su existencia y persecución, ya por negligencia, complicidad o compromisos contraídos con anterioridad. Se acumulan la indignación y frustración de los que cayeron en el fraude perpetrado por listillos con la voz e imagen de la mismísima doctora Claudia Sheinbaum, que invitaba a invertir en un lugar seguro, para al poco tiempo los del video desaparecer con lo robado. No hay aclaración alguna, sólo huecos legales, delitos reales e indefensión ciudadana ante los atracos cotidianos de una tecnología sin vigilancia ni control, como los precios.