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El Correo Ilustrado

Aclaración de banco Santander a artículo

R

especto a la publicación del pasado 10 de septiembre bajo el título Un cliente roba medio millón a otro firmada por Mariana Villa, encontramos necesario hacer las siguientes precisiones:

1. Lamentamos el fraude del que fue objeto Mariana Villa, quien reconoce en su texto que sabía que no debe compartir sus datos sensibles por ningún motivo, lo que terminó en una afectación a su patrimonio.

2. Las medidas de seguridad en Santander protegen a los clientes y, a diferencia de lo que se señala en la carta, cumplen con los más altos estándares; sólo los clientes tienen acceso a sus cuentas por medio de sus contraseñas cuyo resguardo es su responsabilidad.

3. Esta lamentable situación nos permite recordar que, en campañas en redes sociales, en la página web y en la aplicación insistimos en que Santander no llama para pedir contraseñas, claves, códigos o datos sensibles.

4. Rechazamos tajantemente el señalamiento de la afectada sobre la supuesta falta de protocolos en este caso, así como sus sospechas sin fundamento sobre la actuación del banco. Contamos con toda la información documental que respalda el correcto actuar del banco, elementos que aportaremos a la autoridad correspondiente para acompañar a la cliente, en caso de que presente una denuncia contra quien la defraudó y nos sean requeridos.

Agradecemos la publicación de la presente para que sus lectores cuenten con la información correcta que merecen, pero también como una forma de recordar que los bancos no llaman a sus clientes para pedir contraseñas ni datos sensibles y que el resguardo correcto de los mismos evita que defraudadores puedan afectarnos.

Gamal Durán Castellanos, director ejecutivo de comunicación externa de Banco Santander México

Precisión sobre autoría del grabado El Pípila

En la página 4a de La Jornada de Enmedio, apareció ayer una imagen del minero Juan José de los Reyes Martínez Amaro, más conocido como El Pípila, al momento de prender fuego a la puerta de la Alhóndiga de Granaditas. El editor atribuyó la obra al gran Alberto Beltrán, aunque en realidad es de el no menos grande Pablo O'Higgins. A cada quien lo suyo.

Humberto Musacchio

Pésame por la muerte del escritor Alberto Vargas Iturbe

El pasado sábado falleció el escritor michoacano avecindado en el municipio de Nezahualcóyotl Alberto Vargas Iturbe, apodado El Pornócrata, por la literatura (cuento, novela y poesía) que producía, llena de jocosidad erótica, con personajes de la marginalidad y la sordidez barrial. Entre las obras literarias más conocidas de su autoría están El sexo me da Neza, Una temporada en San Miguel Teotongo y Miscelánea Los Tarascos.

Tuve la fortuna de ser receptor de su amistad y de su gran corazón, como muchos otros que como yo abrevamos en su mecenazgo, que alcanzó para financiar revistas como Desmadre, El Escriba y Enredadera. Fue financiador de varias formidables borracheras underground, las que, confesó, un día arrasaron con las cajas de cerveza que tenía en su bodega.

Gran amigo de Mario Santiago Papasquiaro, Luciano Cano Estrada, Ramón Martínez de Velasco y de tantos más que lo tenían en buena reputación literaria.

Por lo que escribía, le arrojaban agua bendita las señoras de la vela perpetua y los diputados mochos panistas de San Luis Potosí en un encuentro callejero de poesía, mismos que emitieron un especie de toque de queda mientras duró el recital, lleno, decían, de lecturas cochinas.

Descanse en paz mi gran amigo, el escritor y contumaz lector Alberto Vargas Iturbe. Que su camino sea de luz.

Raymundo Colín Chávez

Evaluaciones de la SEP aún son inadecuadas

La Nueva Escuela Mexicana buscó desaparecer la aplicación de pruebas estandarizadas en educación básica. Lamentablemente no se ha superado el uso de evaluaciones instrumentalistas. Por muy buenas que eran las intenciones de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), su instrumento, aplicado en este septiembre, fue una prueba que sometía, reducía y simplificaba la complejidad de la evaluación. Provocó frustración y áulica, o se llenaban rúbricas o se atendía a los alumnos. La evaluación de Mejoredu es uno de los más grandes errores de la SEP con procedimientos inadecuados, sin bases formativas, carentes de propuestas pedagógicas innovadoras y exigían poca reflexión. Además de entorpecer el trabajo docente, exigió el uso de rúbricas imposibles de aplicar en cada alumno.

Itzel Abigail Aguilar Valencia