Banda Los Brujos opera en Tlaxcala
José Antonio Noya Salazar lleva más de 4 años luchando por su libertad
Domingo 22 de septiembre de 2024, p. 8
Cuando José Antonio Noya Salazar escuchó decir a un sujeto que se en un semáforo en rojo se acercó a su vehículo donde viajaba con su familia: vamos a llevarnos a la morra y la camioneta
, refiriéndose a su hija Valeria de 15 años, supo que tenía que reaccionar rápidamente para defenderla.
Era el 15 de febrero de 2020 y José Antonio viajaba con su esposa Sofía Lorena Mayo Nahuat, su hijo José Miguel, de 22 años, y su hija menor de edad rumbo a Apizaco donde viven sus padres: “veníamos de Puebla y al entrar a la ciudad en nuestra camioneta Acura 2019 por la carretera Apizaco-Santa Cruz, Tlaxcala, vía Ciudad Judicial, en un semáforo en verde, estaban dos camionetas obstruyendo el tráfico: una Hummer negra sin placas y una pick up Ram roja, doble cabina con la leyenda de la empresa aeroglobos.mx y placas MJJ53-95 del estado de México. Los hombres bajaron de ambas unidades y se acercaron, primero haciendo señas obscenas a mi hija y luego intimidándonos”, dice en entrevista con La Jornada desde el Cereso de Apizaco, Tlaxcala.
Añade: me dio mucho miedo, era obvio que querían robar y secuestrar. A los tipos se les notaba una cara de delincuentes peligrosos. No es exageración. En el video que alcancé a tomar y subimos a las redes sociales, se ve como esos sujetos hacían señas retadoras. Andaban alcoholizados y drogados
.
Cuenta que dos hombres se bajaron de la otra unidad con una pistola cada uno a tratar de abrir las puertas de la camioneta y alguien gritó aguanta
. Y se fueron. En ese momento pensó que ya se habían librado de un intento de secuestro, pero para su sorpresa, dos cuadras adelante, ambos vehículos los estaban esperando:
“Nos cerraron el paso muy agresivamente. Mi hijo iba manejando y alcancé a tomarles video donde se les ven claramente las caras. En esa esquina nos querían levantar, pero la gente empezó a pitar y mi hijo aprovechó y dio la vuelta para huir de ellos.”
La persecución continuó por calles aledañas: “La Pick up roja intentó alcanzarnos, pero nos detuvimos en la casa de mis papás en un instinto por salvarnos. Mi intención era meternos para resguardarnos”.
En uno de los videos, se ve claramente cómo afuera de la casa de sus papás la Hummer negra avanza en sentido contrario para cerrarles el paso, mientras la Pick up roja estaba al otro extremo para acorralarlos en la calle Hidalgo, colonia Fátima.
Un tipo que venía de copiloto se baja, era muy corpulento, quizá pesaba unos 120 kilos y traía una pistola caminando hacia nosotros. En ese momento escuchamos dos disparos. Me bajo de la camioneta. El tipo me dispara directamente a mí, pero pude esquivar la bala. Traía conmigo mi revólver 38 que usualmente cargo por mi trabajo para una defensa extrema y lleno de miedo le disparé. Fue el instinto de defensa y de supervivencia.
Sin debido proceso
A pesar de que José Antonio actúo en defensa propia y existen videos de una duración aproximada de 15 minutos de la persecución para comprobarlo, fue procesado por homicidio calificado
con la carpeta de investigación 34/2020 ante la Procuraduría General de Justicia del estado de Tlaxcala y sentenciado a 20 años de prisión.
Dedicado a la venta de herramienta petrolera en distintos estados, José Antonio explica que desde hace años decidió cargar de manera rutinaria una pistola:
Mi trabajo es recorrer los caminos de Puebla a Tabasco, Veracruz, Ciudad del Carmen, Monterrey o Tamaulipas, zonas muy peligrosas y a veces de noche. Me he salvado gracias a Dios de secuestros.
Cuenta que el día de los hechos, una vez en casa de sus padres, ingresaron policías municipales del Grupo de Operaciones Especiales (GEOS) encabezados por José Quiroz Fernández, Marco Antonio Aguayo Orozco y Gabriela Martínez Huerta: “rompieron las puertas de la casa e ingresaron como 30 elementos, judiciales y delincuentes vestidos de civil con uniforme de oficiales e ingresó el hombre que iba conduciendo la Pick up roja que nos persiguió para secuestrarnos”.
Entre ellos estaba Javier Moreno, padre de Geovanny y Javier Moreno Carmona (dos de los presuntos secuestradores), vestido con una chaqueta negra con una águila dorada bordada y la leyenda Procuraduría General de Justicia de Tlaxcala.
Posteriormente, recuerda que llegó el Ejército y la Guardia Nacional, y llegaron los policías de investigación René Espinoza Gómez y Óscar Camacho Mandujano, quienes arrestaron a Jose Antonio, sus dos hijos y posteriormente con engaños a su esposa.
Añade: nos arrestaron a todos, sacaron a mis papás de la casa, los tiraron al piso junto a mis nietecitas, fue una escena muy violenta. Nos sometieron a todos con armas largas gritando. A mi esposa y a mi hijo los tuvieron detenidos 48 horas
.
A su hija Valeria Noya Mayo, de 15 años de edad, la procuraduría de Tlaxcala la acusó de ser cómplice de homicidio calificado
con la carpeta de investigación 01-2020-1 y fue remitida al Tutelar de Menores. Afortunadamente, cinco días después una juez la liberó por falta de sustento. Por la violación de las garantías individuales de su hija, presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos, pero la procuraduría, mediante un ofició negó la existencia de dicha carpeta de investigación: Mi niña estuvo presa y ahora quieren cambiar los hechos
.
Explica que fue Martín Hernández Montiel y el policía Espinoza Gómez, quienes le armaron una carpeta de investigación plagada de mentiras para ocultar la identidad de los agresores: “Los Brujos son muy famosos en Tlaxcala por ser responsables de múltiples delitos como robos, secuestros, extorsiones, narcomenudeo y homicidios. La banda actúa con total impunidad porque cuenta con la complicidad de autoridades municipales y estatales”.
José Antonio explica que la banda Los Brujos está protegida por la policía municipal de Apizaco e incluso por los gobiernos de Julio César Hernández Mejía (2018-2021) y por Pablo Badillo Sánchez (2021-2024), así como por la gobernadora morenista, Lorena Cuéllar Cisneros, quien ha permitido que hasta la fecha continúen con su actividad delincuencial.
Las irregularidades
La protección de las autoridades a Los Brujos fue puesta de manifiesto al integrar la carpeta de investigación. Los distintos ministerios públicos han intentado ocultar la identidad de los ocupantes de ambas camionetas.
Pero José Antonio averiguó, con ayuda de sus abogados, que en la Hummer negra sin placas iban los presuntos líderes de Los Brujos: Geovanny Daniel Moreno, Javier Moreno Carmona, Kevin Baruch Chumacera Romero y Érick Solario Martínez, El Cochi (chofer y escolta de Geovanny) a quien en la carpeta de investigación le cambiaron el nombre por Emanuel Salinas Sosa.
En el expediente consta que el copiloto era El Cholo, a quien en la carpeta le cambian el nombre por Alex Serrano Díaz. También iba Geovanny Daniel Moreno (líder de la banda) que le modifican la identidad por alias
DGA. Además estaba Javier Moreno (segundo al mando de Los Brujos) y quien ni siquiera es mencionado en la carpeta. Añaden como testigo a Kevin Baruch Chumacera Romero.
En la pick up roja Ram iban el chofer Antonio Sosa Olvera, Gerardo Gómez Ronquillo, El Jerry, a quien le cambian el nombre a Luis Suárez Zárate, Jaime Gómez Solano, que iba sentado atrás del chofer, y a quien también le modifican la identidad y sólo lo mencionan como El Boke, y el presunto delincuente que falleció, Carlos Iraiz Santamaría Villafuerte.
Señala que la Procuraduría de Tlaxcala cambia la identidad de al menos cinco personas que iban en los vehículos. Por ejemplo, los patrulleros municipales, José Claudio Montiel Martínez y Charly Padilla Pérez, ocultaron las evidencias, como el arma del presunto delincuente fallecido, quien según la perito Nayeli Ortiz Rodríguez, se encontraba alcoholizado con 198 dl en su sangre.
Después, la Procuraduría General de Justicia de Tlaxcala, a través de la Ministerio Público Itzel Armenta Morales, obstaculizó en todo momento la defensa de José Antonio a tal grado que rechazó como prueba los videos recabados que demostraban la persecución, agresión y el intento de secuestro.
El juicio de José Antonio está reiniciando después de que anularan su sentencia vía amparo federal el 24 de junio: me armaron la carpeta de investigación. Los jueces traen la misma línea. En Tlaxcala no hay justicia; ni la gobernadora, ni la fiscal o la presidenta del Tribunal Superior de Justicia hacen nada por las víctimas. Hay miles de casos de inocentes en la cárcel
.
José Antonio vive su encierro como víctima del sistema de procuración de justicia y debería llevar su juicio en libertad: pero no me quieren dejar ir y las autoridades siguen inventando testimonios y documentos. Si la justicia en México está como en Tlaxcala, es una barbaridad y una vergüenza. Vivimos mucha injusticia. Las autoridades que procuran justicia como jueces y los de la fiscalía son muy inhumanos
.