Guelatao De Juárez, Oax., Estamos terminando nuestro mandato y venimos a despedirnos, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador ante cientos de pobladores de esta tierra, cuna de uno de sus principales referentes ideológicos: Benito Juárez.

Con estruendosos gritos, la gente respondió: ¡Noooooooo!, ¡No te vayas!, ¡Te vamos a extrañar!.

Aferrado al tradicional bastón de mando indígena que autoridades de usos y costumbres de diversas comunidades del estado le entregaron a su llegada a este histórico poblado, el tabasqueño refrendó entonces sus principios maderistas: sufragio efectivo, no reelección.

Desde esta comunidad, enclavada en la sierra zapoteca y donde ayer se le reconoció como ciudadano emérito del municipio, el jefe del Ejecutivo finalmente confesó lo que ha sido vox populi: “Estoy enamorado de Oaxaca (…) es el principal santuario cultural de México”.

A lado de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, el mandatario inauguró el camino artesanal Benito Juárez, trayecto que recrea la caminata que en su infancia realizó aquel pequeño pastor.

El 17 de diciembre de 1818, a sus 12 años de edad, Juárez dejó su pueblo y se internó en medio de la sierra para dirigirse a la ciudad de Oaxaca, en búsqueda de su hermana María Josefa.

El homenaje a Juárez trasmutó a una emotiva despedida para López Obrador. La banda sinfónica infantil de Tlaxiaco tocó las notas de Amigo, canción que a finales de la década de los 70 hiciera popular el cantante brasileño Roberto Carlos.

¡Presidente, presidente!, se entregó la población. ¡Viva Obrador!, lanzó un veterano hombre con el puño izquierdo en alto. ¡Viva!, respondieron cientos al unísono.

Conmovido, el Presidente explicó por qué su cariño a Oaxaca, el estado que más visitó en su mandato.

Pues ahora lo estaba pensando: ¿por qué tanto amor a Oaxaca? Es que son ustedes admirables, son un ejemplo nacional y mundial. El pueblo de Oaxaca es uno de los pueblos con más cultura en el mundo. No hay, lo digo con todo respeto, sin herir susceptibilidades, sin celos, sentimientos, que nadie se sienta mal, no hay en nuestro país un estado que mantenga sus tradiciones, sus costumbres, sus lenguas, su organización social como se mantienen en Oaxaca. Ojalá nunca, jamás, se pierda esa herencia cultural.

En víspera del fin de su sexenio y arropado por el cariño de la gente, el mandatario aseguró: estamos entregando buenas cuentas y nadie debe decir que le fue mal en lo económico.

Diana tras diana, la banda sinfónica infantil de Tlaxiaco inyectó festividad al acto, en el que minutos antes, en representación de Guelatao, su alcalde Isaías García Soto, reconoció al tabasqueño como un ciudadano emérito de este municipio, por mantener vigentes los principios e ideales del ilustre Benemérito de las Américas.

El munícipe destacó los invaluables apoyos que el jefe del Ejecutivo tuvo para Guelatao durante el sexenio, y a manera de homenaje citó al propio Juárez cuando, para referirse a sus fallas con su tierra, dijo: ya vendrán otros que harán por mí lo que no pude hacer por ustedes.

Aprovechó la presencia de la futura presidenta para manifestar su certeza que continuará con el legado del tabasqueño; y como parte de ello, confió en que mantenga las visitas a Guelatao cada 21 de marzo, en el marco del natalicio del Benemérito de las Américas, y así mantengamos viva la llama y el espíritu juarista.

'Inversión de 350 mdp

El camino artesanal Benito Juárez tiene una longitud de 43 kilómetros y recorre la geografía comunal de Chicomezúchil, Ixtepeji, Tlalixtac de Cabrera, hasta llegar a la ciudad de Oaxaca. Tuvo una inversión de 350 millones de pesos.

La intención es que se convierta en un atractivo turístico más para lo que cuenta con miradores, puentes, restaurantes, áreas de acampar y cabañas para el disfrute de la serranía zapoteca, informó el titular del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, Adelfo Regino Montes.