lo largo de varias décadas hemos seguido la carrera política de Andrés Manuel, ciudadano y presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Mencionar sus nombres sin los ya famosos apellidos es un mensaje de afecto, respetuoso y sincero.
El reconocimiento a la figura familiar que ha ganado millones de seguidores está haciendo historia y, como bien lo ha declarado el propio Presidente, lo ha hecho junto con miles de personas que se han unido al movimiento por la renovación nacional. Ahora, gracias al avance de este proyecto de nación, México está cambiando y es reconocido por propios y extraños.
Estamos en un camino rumbo al rencuentro con el México que secuestró la cúpula millonaria empresarial. Se apropiaron de los recursos naturales y de las posibilidades de desarrollo industrial y, por consiguiente, del económico también. El atraso en todos los aspectos de la vida nacional se duplicó y se fue prolongando a lo largo de más de 30 años de gobiernos priístas y, entre esos, 12 años de vergüenza panista.
Si alguien se ha ganado el aprecio por la firmeza y tenacidad con la que ha coadyuvado a recuperar la dignidad y el respeto a nuestros pueblos mexicanos, además del orgullo nacional, ha sido López Obrador, el único politólogo universitario que ha llegado al más alto cargo en México.
No importa si nos llevará otros años más todavía para consolidar los planes y llegar a las metas que por décadas nos hemos planteado y por las que hemos enfrentado todo tipo de situaciones. Tenemos la seguridad de que las nuevas generaciones tomarán la estafeta. De hecho, lo están haciendo.
En cuanto a nuestro gremio, como científicos y militantes sindicales, el trabajo se ha duplicado en los últimos años. Nos quedamos con una impostergable tarea a partir del presente sexenio. Hasta el momento, se ha remontado muy poco para que la industria nuclear, por ejemplo, se reintegre abiertamente y sin desinformación a los proyectos de rescate soberano de nuestros recursos energéticos.
Recordamos a nuestro compañero Eliézer Morales Aragón cuando desde el Foro Petróleo y Nación (FPN) puntualizaba la urgente decisión de recuperar la soberanía energética, acción que compartimos desde los inicios del saqueo de nuestros hidrocarburos y demás minerales.
Fue extraordinario el esfuerzo por contener la llamada reforma energética. Diversas organizaciones, partidos políticos, grupos ciudadanos y legislativos, universidades y la unión de sectores como el campesino, el magisterio y otros más, se unieron para la defensa de nuestro petróleo, convocatoria hecha por AMLO y que unificó esfuerzos importantes del sector sindical.
Uno de estos esfuerzos fue, precisamente, el FPN, cuyas tareas nos avocaron al análisis exhaustivo de cada una de las propuestas de la reforma energética. Se abordaron todos los puntos de vista posibles de su trascendencia en la vida económica y política del país.
Asimismo, surgió la necesidad de reflexionar, permanentemente y a fondo, sobre los siguientes pasos que darían las empresas extranjeras y nacionales afectadas con la suspensión de dicha reforma, cómo se enfrentarían los reclamos y qué respuestas se tendrían.
Y, aprovechando la revisión del sector energético que se generó con el rechazo a la venta de nuestro patrimonio, se planteó la necesidad de mantener las tareas para enmendar los errores de estructura del sector, Pemex y la CFE, entre otros, así como emitir un diagnóstico más certero de lo que vendría con la suspensión de la reforma, ya con la voluntad política a favor de la población.
Al término del presente sexenio, nos acercamos a la soberanía nacional, lo cual no debe permitirnos bajar los brazos antes de consolidarla. Los recursos naturales incautados por las empresas ilegales (ilegales por los contratos leoninos que les dieron la libertad de saquear) prácticamente ya están en nuestras manos.
Las leyes están de nuestro lado, especialmente ahora que el Poder Judicial tendrá una restructuración a fondo que no permitirá la impunidad de ninguna empresa que invierta a futuro ni de aquellas que se han enriquecido con los recursos naturales del país.
No queremos dejar pasar el hecho de que, gracias al supuesto capricho del presidente López Obrador, con la construcción del Tren Maya, los ferrocarriles regresan para bien de la población. Por su parte, Claudia Sheinbaum, futura presidenta de la República, ha manifestado su interés en continuar con la restauración del sistema ferroviario, el cual fue destruido por el ex presidente Zedillo.
Con la reactivación de los trenes de pasajeros y la ampliación de las redes de los de carga, tendremos un gran avance en la comunicación del país, de frontera a frontera y de costa a costa.
Al presidente AMLO le deseo salud y la fuerza necesaria para que avance en su trabajo de investigación. Esperamos correr con la suerte para conocer el resultado de dicho trabajo.
Reconocemos sinceramente las décadas de esfuerzos constantes por reivindicar al país, por beneficiar a la población más necesitada y por refrescar nuestras esperanzas.
Y, especialmente, agradecemos la perseverancia que logró mantenerlo de pie después de 50 años de lucha y solamente seis años de trabajo intenso para demostrar que sí se puede cuando existe la voluntad política.
* Colaboró Ruxi Mendieta