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De la otra ciudad

Egresaron de la Universidad para el Bienestar

Para vivir del campo se necesita trabajo y tesón: ingenieros agroforestales

En La Magdalena Contreras cultivan sus hortalizas bajo la cooperativa Tlatlicentli

 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de septiembre de 2024, p. 25

Los jóvenes Enrique, Sebastian y Marcos, originarios de La Malinche, San Bernabé y San Nicolás, respectivamente, en La Magdalena Contreras, son egresados de la primera generación 2019-2023 de la carrera ingeniería en agroforestería de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez, quienes decidieron llevar a la práctica los conocimientos del aula para dedicarse al campo con el cultivo de hortalizas.

Desde hace dos años siembran lechuga, jitomate, acelgas, espinacas, verdolagas, calabazas, chícharos, zanahorias y cebollas, pero en este 2024 decidieron conformar la cooperativa Tatlicentli, que en náhuatl significa padre maíz, y promoverse con el eslogan por un granito de esperanza.

Ubicados en el parque ejidal de San Nicolás Totolapan, en el paraje Potrerito, los muchachos ofrecen a los pobladores de la zona su cosecha, que en el caso de la lechuga preparan, lavan y empacan como ensalada, acompañada con jitomate y en los recipientes desechables colocan el logotipo de la cooperativa, que es un elote.

Ayudar al bosque

De su primera cosecha estos emprendedores lograron vender las lechugas a un comerciante dedicado a la venta de alitas de pollo, mientras a los productores de la zona ofrecen la composta que realizan con la técnica del bokashi, la preparación de microorganismos sólidos de montaña para mejores resultados de la cosecha, y la colocación de acolchado vegetal, utilizado como nutriente del suelo.

Convencidos de que es necesario cuidar el medio ambiente, los jóvenes tienen en mente diversos proyectos a largo plazo, entre los que se encuentran la realización de un insectario, concebido como un espacio dedicado a la reproducción de la catarina, la plantación de árboles como el encino, oyamel y ocote como parte de una acción de reforestación, al igual que continuar con la plantación de suculentas.

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▲ Practicar lo aprendido en la escuela y el ánimo propio de su edad hacen que la iniciativa rinda frutos de inmediato, además de ser una actividad sustentable.Foto Roberto García Ortiz

Se trata de devolver al bosque lo que aporta para las actividades de la cooperativa, coincidieron los jóvenes entrevistados en el Potrerito, localizado en el kilómetro 11.5 de la carretera Ajusco, quienes buscan trabajar no sólo con los productores y vecinos de los pueblos de La Magdalena Contreras, sino en los siguientes meses con los de Xochimilco, Cuajimalpa y Milpa Alta.

En el paraje, que es colindante con el parque Los Dinamos, el Desierto de los Leones y El Ajusco, los productores alistan la tierra en sus 300 metros cuadrados con un motocultor que compraron con el primer apoyo económico de 80 mil pesos que recibieron de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo.

Para la siguiente siembra colocarán un sistema de asociación de cuatro cultivos dedicados al jitomate, lechuga, calabaza y pepino, con lo que buscan un ciclaje de nutrientes en el suelo para tener una producción más constante.

Marcos, de 23 años y originario de San Nicolás, expresó: vamos a trabajar mucho con los jóvenes que no voltean a ver el campo porque tienen la falsa creencia de que el campo no deja. Queremos darle la vuelta a eso y decir: sí deja, cuesta trabajo, pero sí se puede y hasta para el autoconsumo.

Sebastian, de 26 años, y originario de San Bernabé, comentó que hacer la composta es recrear todo lo que pasa en la naturaleza, lo que hacemos es replicar lo que ocurre en el bosque, pero en tiempos más cortos.

Enrique, de 27, quien habita en La Malinche, aseveró que para dedicarte al campo te tiene que gustar y no tienes que ser quisquilloso, al recordar con los miembros de la cooperativa, que una profesora hacía mención de que cuando se trabaja en la tierra es porque se van a ensuciar las manos y las botas.