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Puesta en escena explora el dolor, el duelo y las desapariciones forzadas
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▲ Escena de la obra El día que las estrellas dejaron de brillar, de Mariana Reskala.Foto cortesía de Fernanda Besné
 
Periódico La Jornada
Jueves 19 de septiembre de 2024, p. 3

La dramaturga Mariana Reskala enfrentó dos tragedias que transformaron su vida: la muerte de su mejor amigo y la violencia persistente en Xalapa, Veracruz. Estas experiencias dieron origen a El día que las estrellas dejaron de brillar, obra que explora el dolor, el duelo y las desapariciones forzadas.

Dirigida por Ricardo Rodríguez y producida por Patricia Soto, la obra –diseñada especialmente para los adolescentes– se presenta cada fin de semana en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.

Hubo una época en que todos a mi alrededor perdieron a alguien por la violencia que predominaba en la ciudad. En la escuela de teatro donde estudié, mis compañeros narraban desapariciones forzadas o las muertes de sus seres queridos. Forjé amistades porque nos entendíamos en el duelo, señaló Reskala (Xalapa, 1993) en entrevista con La Jornada.

Es precisamente este entendimiento del dolor compartido lo que nutre la puesta en escena, llevándola más allá de una experiencia personal para convertirse en un reflejo de una realidad que afecta a millones en el país.

Lo que comenzó como un montaje sobre la muerte de su amigo rápidamente cambió de dirección. La búsqueda de la figura paterna surgió de manera inconsciente, añadió Reskala, quien asocia ese anhelo con su infancia.

Mediante la historia de una niña que busca a su padre desaparecido, la dramaturga profundiza temas universales como la pérdida, la ausencia y el duelo desde la perspectiva adolescente, que no sólo enfrenta los cambios propios de su edad, sino también la violencia que la rodea y que la sociedad normaliza.

La protagonista cree que su padre fue secuestrado por extraterrestres, pero conforme avanza su investigación, descubre algo mucho más aterrador, que éste fue víctima de desaparición forzada. El relato se convierte en una metáfora contundente sobre los delitos que asolan a México.

El director Ricardo Rodríguez apostó por destacar el talento actoral y la fuerza de la palabra, mientras las actrices Patricia Soto y Teté Espinoza interpretan múltiples personajes, con el propósito de que la historia fluya sin necesidad de grandes elementos visuales.

Ricardo apostó por la actuación y la palabra. Es muy bello ver cómo el texto se potencializa gracias a la visión y trabajo de cada integrante del equipo, comentó Reskala sobre el proceso colaborativo. Sergio López Vigueras, encargado de la escenografía e iluminación, aportó su conocimiento sobre Xalapa para crear los espacios simbólicos necesarios que resuenan con el alma de la obra.

Por su parte, Yayo Villegas, responsable de la música original, se basó en su propia experiencia en Tamaulipas para crear una atmósfera sonora que refuerce los momentos más intensos y emocionales de la pieza.

La obra homenajea a todos aquellos que siguen buscando a sus seres queridos, pero a la vez hace un llamado a la resistencia frente a una realidad cada vez más sombría. Para Mariana Reskala, “la sensibilidad y la imaginación son superpoderes. Éstos son los recursos que permitirán sobrevivir y cambiar lo que no está bien.

Espero que los adolescentes pongan atención en sus emociones, confíen en lo que sienten y, cuando sea necesario, desobedezcan. Aunque el cielo parezca cada vez más oscuro, la búsqueda, el duelo y la imaginación también pueden ser actos de resistencia, que conectan con lo más profundo de nuestra humanidad.

Las funciones de El día que las estrellas dejaron de brillar son los sábados y domingos a las 13 horas en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico (avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn, alcaldía Álvaro Obregón). El boleto cuesta 205 pesos. La temporada concluye el 20 de octubre.