En una época donde la apatía y la desesperanza parecen dominar el panorama juvenil, la puesta en escena La fábula del todo emerge como faro de esperanza para recordar al espectador que la mente determina la materia y no al revés.

Inspirada en las teorías del filósofo de la ciencia Ervin László y del neurofisiólogo Jacobo Grinberg, la trama se desarrolla como una fábula científica que busca inspirar a las nuevas generaciones, mostrándoles el poder tangible y real de sus pensamientos en la construcción de su realidad.

En entrevista con La Jornada, Claudio Valdés Kuri, coautor y director de la obra, –cuyo estreno mundial fue en el Teatro Helénico– describió el proceso creativo como desafío monumental.

Fue un dolor de cabeza que llevamos trabajando cuatro años, porque la ciencia te lleva de un descubrimiento a otro y es un viaje sin fin. Primero entendimos, luego traducimos y al final condensamos la información en algo comprensible y atractivo para los espectadores.

La ficticia preparatoria Corazón de Jesús Borraz Moreno, nombre que alude al inventor de la marimba de cinco octavas, se convierte en figura central en la historia, donde el poder de la mente y la música se entrelazan.

Cuando la escuela enfrenta la amenaza de cierre definitivo, debido a su bajo desempeño, maestros y estudiantes unen sus fuerzas para salvarla mediante los conceptos aprendidos en las aulas. La narrativa se enriquece cuando los protagonistas involucran a los presentes.

La dramaturga Mónica Hoth y yo queríamos un contexto cercano a los jóvenes, algo que pudieran reconocer y con lo cual se sintieran identificados. De ahí la idea de situarla en una preparatoria, añadió Valdés Kuri, reconocido con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2023 en el rubro de las Bellas Artes.

Los alumnos y docentes utilizan principios de física cuántica, cosmología, biología y neurociencia para cambiar el curso de los acontecimientos. Queríamos transmitir cómo nuestros pensamientos importan y tienen impacto tangible en su entorno. La ciencia nos ha mostrado que lo que ocurre en nuestros pensamientos y emociones afecta a todo el sistema.

Uno de los aspectos más notables del montaje es su simplicidad. Valdés Kuri y Hoth apostaron por un escenario minimalista, con tan sólo un pizarrón y un escritorio, como cuando vas a la escuela; no necesitas más que tu mente y un buen maestro para inspirarte.

La música de marimba es otro elemento central en la obra. Es un homenaje a Borraz Moreno y una manera de conectarnos con nuestra tradición y aportar un toque distintivo, añadió el dramaturgo.

El elenco se integra por Carolina Blanco, Emiliano Campos, Xóchitl Galindres, Alexis García, Abril Ramos Xochiteotzin y Rodrigo Vázquez Maya, quien también se encargó de la producción. El diseño de movimiento es de Vladimir Rodríguez; la iluminación, de Sergio Écatl; el vestuario, de Jimena Fernández; la música original, de Paul Barker, y los arreglos son de Julio Gándara.

Para la compañía Teatro de Ciertos Habitantes, reconocida por su constante renovación y exploración artística, la puesta en escena representa un nuevo desafío. Su fundador y director, Claudio Valdés Kuri, destacó la importancia de trabajar con un lenguaje que no les es familiar, en este caso el científico, así como traducirlo en un contexto teatral atractivo.

“En la actualidad, los jóvenes necesitan comprobación de todo. Por eso recurrimos a la ciencia, que ha ocupado en cierto sentido el lugar que antes tenía la religión o la filosofía. No se trata sólo de entender los conceptos, sino de hacerlos emocionantes y comprensibles.

Para concebir mi realidad de otra manera, debo cultivar pensamientos distintos. Al final, ese pensamiento tiene el potencial de transformarlo todo. Nuestro objetivo es que los espectadores se sientan inspirados, reconozcan el poder que poseen sus pensamientos y asuman la responsabilidad que conlleva.

Las funciones de La fábula del todo son los viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas en el Teatro Helénico (avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn, alcaldía Álvaro Obregón). La entrada cuesta 185 pesos. Concluye el 13 de octubre.