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Penultimátum

El ejemplo de Chisholm

P

rimera vez que un museo de Estados Unidos ofrece una gran exposición para recordar a Shirley Chisholm en el centenario de su nacimiento (1924-2005). Ella es una de las mujeres afroestadunidenses más importantes de la historia del vecino país. El homenaje lo organizó el Museo de la Ciudad de Nueva York junto con el Proyecto Shirley Chisholm del Colegio Brooklyn.

Hija de padre guyanés y madre barbadense, antes de dedicarse a la política, Shirley trabajó mucho tiempo en la educación en su ciudad natal, Nueva York. En 1968 fue la primera mujer negra en ganar un escaño en el Congreso de Estados Unidos. Entonces ya era conocida por su franqueza. No dudó en expresar su descontento cuando fue asignada al comité de agricultura. La transfirieron entonces al que se ocupa de los veteranos y luego al de trabajo y educación.

Fue su campaña para la nominación demócrata en 1972 la que la elevó al rango de ícono. Su eslogan: Chisholm no comprada ni mandada. Fue una mujer independiente que deseaba ser portavoz de quienes han sido privados de sus derechos. Además de su oposición a la guerra de Vietnam, basó su campaña en la igualdad racial y entre hombres y mujeres. Más servicios para los pobres, mejor acceso a guarderías para madres trabajadoras, más diversidad en las escuelas. Ella atrajo el favor de los inmigrantes, la clase trabajadora afroestadunidense y las madres solteras.

Sin dinero suficiente para una campaña electoral, tuvo que luchar contra el rechazo de influyentes grupos feministas. La apoyaron los Panteras Negras, pero no otros grupos afroestadunidenses que deseaban un candidato varón. Machismo puro.

En la actual campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris tiene mucho que aprender sobre la vida y el legado de Shirley Chisholm. Para ello le bastaría escuchar sus intervenciones en el Congreso y en su campaña. Igualmente, a través de numerosos documentos históricos, arte, fotografías y videos, materiales que permiten al visitante reflexionar sobre Chisholm como una figura inspiradora para las generaciones posteriores y un agente de cambio cuyo trabajo permanece inacabado. Como se muestra en el excelente documental Miss América, de Canal +.