Represión a la comunidad otomí
n grupo de choque, cuya imagen recuerda a los halcones de los 70, dispersó a golpes, patadas, palazos y navajazos una manifestación pacífica en la explanada de Xochimilco, que protestaba por la criminalización de la defensora Hortensia Telésforo, del pueblo de San Gregorio Atlapulco.
Las imágenes no mienten. La policía los dejó golpear a diestra y siniestra. ¿Y a quiénes detuvo? A cinco de los manifestantes. Y luego, ya la policía directamente, reprimió a los activistas que acudieron en apoyo para que liberaran a sus compañeros trasladados a la fiscalía de Tlalpan. Fue una tarde-noche larga la de este jueves en la que, frente a la violencia institucional, se hizo presente la solidaridad.
El testimonio de Anselma Margarito, vocera de la comunidad otomí, resume parte de las graves violaciones a los derechos humanos: “A mí me quisieron ahorcar, una policía que se llama Karina y una que se apellida Frías. Frías me soltó una cachetada cuando quise decirle a los compañeros que se calmaran. La otra me dijo: ‘¿no que te sientes muy perra? Ahora sí, siéntete muy perra aquí’. Me dijo que yo tuve la culpa y que le puse el pie para que se cayera y a ver adentro cómo me iba, porque me iban a pegar.
“Tenía mucho miedo de que en algún momento se metieran contra nosotras, porque a mí no me soltaba la que me estaba ahorcando; todo el tiempo me tenía esposada, me llevaba a todos lados… Me quisieron quitar mi celular (porque) yo estaba grabando todo en la página de la comunidad. Ahí viene todo, desde el momento en que los golpeadores llegaron y la policía se fue.
“Muchas gracias a todos; fue difícil este tiempo allá adentro, muy feo. No comimos nada, nos duele la cabeza, nos duele la garganta, nunca nos dieron agua. Cuando preguntamos si ya se habían ido los compañeros de afuera, nos dijeron que sí, que nos habían dejado solos.
A pesar de esta represión, la comunidad otomí no se ha rendido y va a seguir levantando la voz por todos. No estamos solos. Si tenemos que volver a correr por nuestra vida, lo vamos a hacer, y si vamos a tener que defender a nuestra comunidad, la seguiremos haciendo. No nos hemos cansado, no nos hemos rendido y no hemos claudicado. Y no perdonamos
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