Ante las nuevas declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, advirtiendo que aprobar la reforma judicial en sus términos afectará la relación bilateral, el presidente Andrés Manuel López Obrador optó por el silencio. Uno es dueño de su silencio también y a veces rehén de lo que dice. Sin comentarios. Desestimó posibles efectos económicos y ofreció que aunque hubiera cambios en la cotización del dólar, su gobierno no intervendría, pues corresponde al Banco de México.

–¿Va a continuar con esta idea de no tener un diálogo con él por este tipo de expresiones?

–Ya hablamos en su momento, está muy claro. Nada más recordar, como dicen los abogados, leer el artículo. ¿Qué quiere, dicen los abogados, que le lea el artículo?, y es una gran ofensa. México es un país independiente, soberano, nada más.

En una referencia a la reforma judicial que, a la hora de la conferencia ya estaba aprobada en lo general, durante su conferencia, López Obrador desestimó también el impacto que tendrá en el ámbito económico y especialmente en la inversión extranjera en México. No pasa absolutamente nada. México es de los países más atractivos para la inversión por muchas razones.

López Obrador sostuvo que la inversión extranjera continuará llegando al país por las diversas ventajas que tiene: 3 mil 180 kilómetros de frontera con el marcado más grande del mundo; México es el principal socio comercial de Estados Unidos. En su consideración, no hay forma de que se rompa el desarrollo regional ni la necesidad de continuar el fortalecimiento de América del Norte como una potencia económica-comercial.