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Comité alerta sobre la salud de Glas; lo están matando en el penal de Guayaquil
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de septiembre de 2024, p. 28

Quito. El estado de salud física y mental del ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas es de un deterioro acelerado, producto de la ingesta de más de 40 medicamentos diarios que no sólo le generan dependencia, sino otros trastornos y hasta alucinaciones, explicó ayer el médico internista Alejandro Barreto.

Durante una rueda de prensa, los integrantes del Comité Internacional por la Libertad de Jorge Glas, entre ellos Sacha Llorenti, ex presidente del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU); Sonia Vera, abogada de Glas; la asambleísta Sofía Espín, y el médico Barreto, expusieron el cuadro clínico y la situación jurídica del asilado político, ahora secuestrado en una cárcel de máxima seguridad en la ciudad de Guayaquil, desde el 5 de abril, tras el asalto a la embajada de México en Quito.

Además, recordaron que luego de que en 2019 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a Glas, en 2022 una comisión de médicos en la que está Barreto se dedicó a monitorear el estado de salud del ex vicepresidente.

El galeno indicó que hay preocupación entre los médicos que siguen el caso de Glas por su estado de salud física, mental y nutricional, sobre todo porque su cuadro mental ha empeorado, al punto de tener alucinaciones. La preocupación del médico internista radica en la ingesta de 43 a 45 pastillas diarias que, si bien son recetadas por sicólogos y siquiatras, podrían evitarse en gran medida si se realiza terapia, debido a que tienen efectos secundarios que producen más trastornos y aumentan la sintomatología.

A eso añadió una alerta: el cuadro clínico de Glas es grave, sobre todo, cuando ya hubo un intento de suicidio y es el Ministerio de Salud Pública el que debe tratar el caso con el protocolo adecuado que se requiere. Para Barreto, la polifarmacia no es adecuada y, según la abogada Vera, el mismo Glas mencionó que hay una orden para matarlo poco a poco con la ingesta de fármacos.

La asambleísta Espín denunció que se impiden las visitas para ocultar que al ex vicepresidente lo están matando, rechazó que Glas sea un reo de alta peligrosidad y sostuvo que no debería estar recluido en La Roca, diseñada para presos de otro tipo de conductas.

Los miembros del Comité Internacional denunciaron que se les ha negado la entrega de los informes sobre su estado de salud. En ese sentido, Vera está preocupada porque el pasado 23 de agosto en una audiencia de habeas corpus Glas contó el número de pastillas que toma, a lo que Barreto señaló que eso es una sobredosis que genera dependencia.

Por su parte, Llorenti reiteró que esa ingesta de fármacos podría inducir un cuadro sicótico con riesgo de suicidio. Hizo un llamado a la Cruz Roja Internacional, Médicos Sin Fronteras, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a Naciones Unidas para que lo visiten. La responsabilidad por la salud y la libertad de Jorge Glas recae exclusivamente en el presidente Daniel Noboa y su gobierno, subrayó.

A todo esto habría que añadir que hace un mes la cancillería mexicana hizo pública la solicitud del salvoconducto para Glas, con el fin de que se adopten medidas humanitarias, sea excarcelado y trasladado a un lugar seguro ante el estado crítico de salud que reporta.

Espín explicó que cada vez que se pide un recurso legal se lo niega y si el juez quiere dar una reparación, enseguida es perseguido, encarcelado o destituido.