n su cuarto largometraje, Longlegs: Coleccionista de almas, el realizador y guionista Osgood Perkins (hijo de Anthony, el asesino de Psicosis) ha hecho evidente su admiración por esa obra maestra de Jonathan Demme, El silencio de los inocentes (1991). Como en ella, la trama gira en torno a una agente novata de la FBI encargada de investigar un caso de asesino en serie. Ojalá Perkins hubiera prestado más atención a su objeto de culto.
La acción se sitúa en el Oregón de mediados de los años 90. La agente Lee Harker (Maika Monroe) es asignada por su jefe Carter (Blair Underwood) a tratar de resolver la tragedia de 10 familias, donde todos los miembros han sido asesinados de forma sangrienta, al parecer por el padre quien luego se ha suicidado. Lo curioso es que, en todos los casos, hay una hija a punto de celebrar su cumpleaños en el día 14 de determinado mes.
Aunque retraída al borde de la catatonia, Harker posee una gran habilidad intuitiva de descifrar los mensajes que el posible culpable ha dejado en cada lugar del crimen, todos ellos firmados por Longlegs. Lo más misterioso es que no hay rastros del asesino en los sitios de las distintas masacres. Las armas usadas pertenecen al hogar y las cerraduras no han sido forzadas. También resulta que, cuando niña, Harker tuvo un primer encuentro con quien dice llamarse Longlegs.
En la primera parte de este relato dividido en tres capítulos, Perkins consigue crear una atmósfera sumamente inquietante. Utilizando lentes angulares en todas sus tomas, el cineasta y su fotógrafo Andrés Arochi Tinajero deforma los espacios y los hace ver amenazantes. También el sonido contribuye a crear una sensación de espanto. Hasta aquí todo bien.
Luego tendremos nuestro encuentro con el tal Longlegs que, interpretado por Nicolas Cage, resulta más risible que otra cosa. Aunque el actor ya se ha distinguido como un virtuoso de la sobreactuación, en esta ocasión oculta su rostro, tras un grueso trabajo de maquillaje, con nariz respingada y toda la cosa, que lo hace ver más como un truculento roquero en la línea de Marilyn Manson, que un asesino en serie. Para un efecto más grotesco, Cage adopta una aguda voz cantarina para decir todos sus diálogos.
Sin embargo, la parte final de Longlegs: Coleccionista de almas evidencia la incapacidad de Perkins por idear una satisfactoria resolución coherente, que no recurra a trampas como inventarse la presencia de muñecas diabólicas, animadas por Satanás, ni más ni menos.
No diré más para no arruinar las gratuitas, pero previsibles sorpresas que Perkins nos tiene reservadas para las secuencias climáticas. Baste apuntar que, en el inicio, la pequeña hija del agente Carter invita a Harker a su inminente cumpleaños. ¿Ya adivinaron por dónde va la cosa?
En anteriores artículos, he hablado de mi entusiasmo por el nuevo tipo de horror que directores tan diversos como Ari Aster, Parker Finn, los hermanos Philippou y Demián Rugna, entre otros, han desempeñado en fechas recientes. Me temo que Osgood Perkins aún no ha ganado su ingreso a ese privilegiado club.
Longlegs: Coleccionista de almas
( Longlegs)}
D y G: Osgood Perkins / F. en C: Andrés Arochi Tinajero/ M: Zilgi / Ed: Graham Fortin, Greg Ng / Con: Maika Monroe, Nicolas Cage, Blair Underwood, Alicia Witt, Michelle Choi-Lee / P: C2 Motion Picture Group, Oddfellows Entertainment, Range Media Partners, Saturn Films, Traffic., Canadá-Estados Unidos, 2023.
X: @walyder
