Opinión
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Jazz

Medalla Bellas Artes para Héctor Infanzón

E

n una ceremonia realmente emotiva, el pasado 21 de agosto, en una sala Manuel M. Ponce que se fue llenando durante el transcurso mismo del acto, Lourdes Ambriz, Héctor Infanzón y Horacio Franco recibieron la Medalla Bellas Artes. La naturalidad y el desenfado de los tres galardonados al momento de tomar el micrófono, suavizó en muy buena (y agradecible) medida los excesos en la solemnidad de las otorgantes autoridades.

Ya rumbo al estacionamiento, los restos y la triste fachada del cine Mariscala se iluminaron con una retahíla de recuerdos en torno a la imagen y la intensidad y la música de Héctor Infanzón. Ese asombroso misterio o maestría, con que envuelve los ecos de la música antillana para enlazarlos con sus propios argumentos alrededor del jazz y la música clásica (académica seria de concierto).

Aunque el maestro nunca ha tenido que volver ni voltear al pasado, porque presente y pasado coexisten a un mismo tiempo en él y en su paleta musical, cohabitando en sus incansables andares por las rutas del porvenir.

Héctor Infanzón lo sabe, siempre tuvo la intuición de que en música el objetivo no es avanzar; que primero y ante todo se trata de ser y estar con la misma pasión en cada una de las pinceladas con que vas trazando tus líneas melódicas, y con la misma fuerza ir construyendo tus plataformas armónicas. Y el ritmo y el compás y, apenas siempre, la improvisación. Todo, para poder conectar con el otro, con los otros, con la otredad.

Cualquiera puede estudiar y aprender la técnica (bueno, casi cualquiera), incluso hasta dominarla, pero no todos tienen esa mágica danza del sonido y el silencio.

Ya en el coche, seguía pensando que, en el dintel, cada una de las piezas de Infanzón aparece perfectamente definida, para que instantes después entren las improvisaciones, una tras otra, al aire, gravitando sobre el tema inicial, reinventándolo, rediseñándolo, viéndolo en todas las formas y desde todas las perspectivas posibles. Después regresar a él, al origen. Y todos en este otro lado, absortos, felices, a pesar del tráfico de mediodía.

La gira sudamericana de Adrián Oropeza

El primero de septiembre Adrián Oropeza inicia la gira Batería y nuevas tecnologías, la cual incluye presentaciones en la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil; la Universidad Austral, en Valdivia, Chile; y una larga serie de talleres y conciertos en el Festival en Tiempo Real, de Bogotá, Colombia.

Hace una década, en medio de su larga y exitosa carrera, el maestro Oropeza decide incursionar en las tecnologías digitales cuando entra en contacto con el Centro Mexicano de la Música y Artes Sonoras, con sede en Morelia, Michoacán.

“Participé en el programa Prácticas de Vuelo –nos cuenta Adrián–, donde seleccionaron a jóvenes compositores para que escribieran una pieza en ese para cuarteto de jazz y nuevas tecnologías; es decir, música electroacústica o con medios electrónicos.”

–La música electroacústica se empieza a dar desde mediados del sigloXX. ¿Por qué eso de nuevas tecnologías?

–Porque todo el tiempo se están renovando. Desde los años 50 hubo compositores que hacían esta música; pero las tecnologías han ido cambiando, los programas se están actualizando.

–¿De qué se trata esta gira?

–Primero daré un taller en cada universidad y después un concierto. En el escenario seré el único instrumentista acústico, y me van a acompañar pistas de electrónica previamente creadas, que son el soporte fijo. Esas pistas han sido comisionadas a diferentes compositores con formación contemporánea clásica. Entre ellos, Tania Tovar, Paulina Monteón y Rodigo Sigal, mexicanos; y las colombianas Juliana Ortigoza, Laura Zapata, Luisa Pachón y Catalina Gómez. Y haré uso de un multipad electrónico para también tocar yo un poco de sonidos electrónicos.

–¿Vas a improvisar en la batería acústica?

–Por momentos toco cosas ya escritas y por momentos improviso. Además, he aprendido a manejar la improvisación dirigida, cuando el compositor me dice: ‘En esta sección de la pista, por el asunto de la tímbrica o de la atmósfera, puedes improvisar solamente con platillos. En esta otra puedes improvisar con tarola y toms. Acá no improvisas, no tocas nada, para que también luzca la electrónica’.

–¿Quién eligió estos compositores y estas pistas para que tú interactúes con ellas?

–Los compositores pude elegirlos yo, gracias a una beca del Fonca.

Salud