Opinión
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Chalco es Neza
A

continuación citaré extensamente el texto de un crítico literario:

Para Emmanuel Carballo, “la primera observación que se le ocurre después de releer el libro de José Cueli, Neza y anexas, es que está escrito con excremento, con sangre de menstruación, con manteca rancia de tufo insoportable, con orines y con agua largamente estancada y por ello verde y podrida.

“¿Era necesario que Cueli –para tratar el tema de los marginados, de los desposeídos, de los subhombres en un país en el cual sólo una pequeña minoría son de estructura normal en lo que toca a la salud, la alimentación, la cultura y el ocio– tuviera que usar los materiales sórdidos que emplea?

“Si Cueli hubiese optado por el enfoque ortodoxo, su libro olería a asepsia, a erudición, a hombres de papel y tinta, y no a hombres de carne y hueso, a humanismo y no a humanidad.

“Sería un libro intencionado quizá farisaico: miraría a estos millones de subhombres como ciertos padres miran a sus hijos, ciertos jefes a sus empleados y ciertos altos funcionarios a los supervivientes y de su pésima administración: con actitud condescendiente, distante y neutra, aunque no necesariamente malintencionada.

“Pero no, Cueli optó por la heterodoxia y en vez de escribir un pulido trabajo de sicología, escribió un ensayo-novela bronco, reincidente, obsesivo, que, pese a todo, subterráneamente es un trabajo de análisis sicoanalítico. Para empezar, desterró de su yo-creador al sicoanalista que todo lo entiende y en el fondo nada le interesa porque nada le afecta, y en su lugar puso al escritor aficionado que traía dentro de sí y que apenas se inicia en la lectura literaria tanto de textos teóricos como prácticos.

“Los resultados están a la vista: Neza y anexas vale, literalmente, no por los descubrimientos estructurales y estilísticos que hace Cueli, sino por los procedimientos que desempolva o que casualmente descubre y que, por supuesto, ya habían sido tiempo atrás descubiertos. El escritor-aficionado a quien el Cueli sicoanalista dejó hablar en este libro es, dentro del lenguaje del box, un fajador más que un estilista, desconoce casi por completo el arte de boxear, pero posee, en cambio, un fuerte gancho de izquierda, con el que adormece a las palabras y las vence por nocaut. Además, tiene personalidad, sabe llegarle al público. Si acaso no es de Neza, procede de Tepito.

“El Cueli-escritor, desde el estricto punto de vista de la literatura, es un escritor que no sabe escribir, pero que sabe dar intensidad a lo que cuenta, pese a que trata el drama de Neza como si fuera melodrama. El Cueli-escritor no se mide, desconoce los límites y por supuesto también las reglas escritas y orales que respetan los escritores expertos. Como desconoce las leyes, encontró la manera de negarlas de la primera a la última palabra del libro: por este motivo destroncó la sintaxis, barrió con los signos de puntuación y las letras mayúsculas y confundió en su propio beneficio los géneros literarios; así, pasa sin transición del poema en prosa a la prosa poética, de la prosa narrativa a la prosa discursiva, de la crónica al ensayo, del periodismo expositivo al beligerante.

“De esta manera el Cueli-escritor encubre sus limitaciones y agranda, hasta donde es posible, sus dotes de artistas de la palabra: está consciente, como en su tiempo lo estuvieron los clásicos latinos, de que la verdadera elocuencia proviene del conocimiento y profundo del tema, y que quien mejor conoce es el que mayor y más largamente ama.

“Neza y anexas vale por el pathos con que está escrito, por el amor-odio que el Cueli-escritor siente hacia sus personajes y porque el tema que desarrolla a lo largo de estas páginas terribles, enfermantes y a veces de una grandeza trágica está visto desde una perspectiva presidida por el afecto, la solidaridad y la ternura.”

Hasta aquí la extensa cita.

Hace 50 años, Emmanuel Carballo criticaba el libro Neza y anexas; 50 años después, Neza y anexas se repite en su nominación la alberca de Chalco y sigue siendo Neza.