Opinión
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Negocios y empresas

AMLO y los superricos

L

a reproducción del capital tiene como condición la creciente generación de riqueza. Empresa que se estanca, enferma y a la larga muere. Durante el sexenio de López Obrador, los superricos han incrementado sus fortunas a través de sus grandes conglomerados, lo que prueba que el gobierno no los ha afectado.

El pasado 23 de agosto, Dora Villanueva presentó en este diario una interesante nota bajo el encabezado: Los 5 hombres más ricos multiplicaron su fortuna con AMLO. De acuerdo con información de Bloomberg, la riqueza de Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas, Alejandro Baillères y Juan Beckmann creció en promedio 226.6 por ciento en la presente administración.

El propio presidente corroboró la información: “Imagínense, no hay un empresario de los grandes que haya fracasado; al contrario, todos han tenido utilidades, y hay empresarios que han incrementado (su riqueza) con su trabajo y con su capacidad empresarial, creando empleos, y de manera legal, han aumentado hasta el doble su fortuna…”

¿Esto significa que falló el gobierno con su consigna primero los pobres, si son los ricos los más beneficiados? No necesariamente. La primera condición para distribuir la riqueza es su creación. Si no se generan más bienes y servicios es imposible superar la pobreza.

El avance empresarial se presenta junto con un aumento del consumo, lo cual se desarrolla por medio del mercado, ya que cuando se vende el producto las compañías ganan dinero; si no hay compradores, simplemente las firmas desaparecen.

A través del empleo, de las rentas y de los apoyos directos a la población, el sector medio de la sociedad tiende a consolidarse, a consumir más bienes y servicios y a vivir mejor. Cerca de 9 millones de mexicanos han pasado del nivel de subsistencia a formar parte de las clases medias, lo que habla bien del proceso de creación de riqueza y de su mejor distribución.

En este sentido, no importa que los superricos de México acumulen cada vez más dinero; lo que importa es que su riqueza tenga un impacto positivo en la sociedad, con más y mejores empleos. De esta manera, el país incorpora cada vez más mexicanos a las clases medias, lo cual se refleja en un mejor nivel de vida de la población.