Montreal. El gobierno canadiense anunció ayer aranceles de 100 por ciento a los vehículos eléctricos importados de China, una medida similar a las adoptadas por Estados Unidos y la Unión Europea para contener la llegada de autos presuntamente subsidiados por Pekín.

China no respeta las mismas reglas que otros países, afirmó el primer ministro Justin Trudeau en una conferencia de prensa en Halifax. Lo estamos haciendo con otras economías de todo el mundo que reconocen que éste es un desafío que todos enfrentamos, argumentó.

Las empresas y los trabajadores de este sector en Canadá se enfrentan a una competencia desleal por parte de los productores chinos, que se benefician de políticas y prácticas injustas y ajenas al mercado, acusó el gobierno canadiense en una nota.

Este martes la embajada china en Canadá expresó su fuerte descontento con la decisión, pues dañará el comercio y la cooperación económica entre China y Canadá, lesionará los intereses de los consumidores y empresas canadienses (y) desacelerará el proceso de transición verde de Canadá.

Los aranceles de 100 por ciento se suman al gravamen de 6.1 por ciento ya existente para este sector.

Los únicos vehículos eléctricos fabricados en China que actualmente se importan a Canadá son los de Tesla, manufacturados en la fábrica de esa compañía en Shanghái.

Además, Ottawa impondrá aranceles adicionales de 25 por ciento a las importaciones de acero y aluminio de China a partir del 15 de octubre y analiza gravar baterías y sus componentes, semiconductores, productos solares y minerales esenciales.