Sven-Goran Eriksson, entrenador sueco que estuvo al frente de la selección mexicana (2008-2009), falleció ayer a los 76 años como consecuencia de un cáncer de páncreas. De acuerdo con su agente Bob Gustavsson, el caballero escandinavo –frío, inmutable, pragmático– estuvo rodeado por sus familiares en Bjorkefors, al oeste de Suecia, en una noche en la que todo ha ido muy rápido y de forma tranquila.

En febrero de 2023, Eriksson anunció que se retiraba de la vida pública por problemas de salud. Casi un año después, en una entrevista por radio, reveló que fue diagnosticado con un cáncer de páncreas, y su pronóstico de vida era de un año. Pasaron ocho meses desde entonces. La noticia propició que el primer seleccionador extranjero de Inglaterra, a quien amigos y colegas llamaban Svennis en su natal Suecia, recibiera una serie de homenajes por parte de los clubes que dirigió, así como la producción de un documental biográfico.

Un sueño sin cumplir

El único sueño que no pude cumplir fue entrenar al Liverpool, confesó en una de sus últimas apariciones públicas. Era su única cuenta pendiente. El conjunto inglés le propuso tomar el cargo durante un partido benéfico que se disputó en marzo, en Anfield, donde tantas veces acompañó a su padre, y entonces pudo cerrar el círculo ante casi 60 mil espectadores. El viejo Eriksson era un caballero, un tipo brillante, afirma el técnico Francisco Ramírez, quien fuera su auxiliar en la selección mexicana. Nunca decía malas palabras. Todo era simple, claro, muy ordenado. En tres meses aprendió a hablar español. Si no triunfó fue por circunstancias del futbol, principalmente los resultados.

Antes de embarcarse en una trayectoria de trotamundos de la dirección técnica, la cual alcanzó su punto cumbre al ser nombrado seleccionador de Inglaterra en 2001, Eriksson completó una modesta carrera de nueve años como jugador. Se retiró al cumplir 27. Su primera conquista en los banquillos fue en 1982, cuando ganó una Copa de la UEFA con el Goteborg sueco, algo histórico para un club de aquel país.

Más tarde comandó a otras instituciones de Europa, como la Roma, la Fiorentina, Sampdoria, Manchester United, el City y Leicester City, además de las selecciones de México, Costa de Marfil y Filipinas.

Fue una gran persona y un gran entrenador, dice a la distancia el ex seleccionado Nery Castillo, uno de sus dirigidos en el Tricolor. El último trabajo que desempeñó el sueco en el mundo del futbol fue como director deportivo del Karlstad de su país, al que tuvo que dejar en febrero de 2023 por sus problemas de salud.

Su expresión era la de un hombre tranquilo. Cada vez que a alguno de sus jugadores recordaba su forma de ser, la imagen de Eriksson inspiraba respeto: un profesional que parecía nunca perder la calma, que jamás alzaba la voz. El pasado 23 de agosto, la plataforma Amazon Prime Video estrenó en Inglaterra el documental sobre la vida de Eriksson. En un mensaje de despedida grabado en mayo de 2023, el padre de Lina y Johan Eriksson, de su matrimonio con Ann-Christine Pettersson, reflexionaba en solitario sobre la muerte: Todos tenemos miedo al día en que todo termina, pero la muerte es parte de la vida y tenemos que aceptarlo por lo que es. Ojalá se me recuerde como un tipo optimista, que siempre dio todo lo que pudo dar. No se lamenten, sonrían. Gracias por todo, ha sido fantástico, decía y fue casi premonitorio.

Se nos fue un grande de la historia del futbol, pero sobre todo un gran ser humano, define el argentino naturalizado mexicano Vicente Matías Vuoso, convocado durante su ciclo de 13 partidos como técnico del Tricolor. Su proceso en el cargo duró tan sólo 10 meses.

Su paso por el tri

Sometido a la presión de calificar a México al Mundial de Sudáfrica 2010, el sueco no pudo sostener al equipo y quedó ubicado en el cuarto lugar del hexagonal, marcado en 2008 por el retiro de Cuauhtémoc Blanco en un juego eliminatorio en Chiapas contra Canadá, luego de percatarse de una indisciplina.

Tras la salida de Eriksson, la Federación Mexicana de Futbol contrató al experimentado Javier Aguirre y con ello, Blanco, quien no tenía más lugar en el anterior proceso por faltar a una concentración, regresó para jugar la Copa de la FIFA. Su etapa en Inglaterra también se recuerda por cuestiones ajenas a las cancha. Mantuvo dos romances –uno con Ulrika Jonsson, personalidad de la televisión sueca, y otro con una secretaria de la federación inglesa, Faria Alam–, que fueron comidilla para los principales diarios del país.

Mi vida privada no fue muy privada allí, indicó el técnico en 2018, luego de conducir a la llamada generación dorada de elementos ingleses, entre ellos David Beckham, Steven Gerrard y Wayne Rooney, en los Mundiales de 2002 y 2006. Su legado ahora forma parte de ellos.