Pese a que los medicamentos inyectables para bajar de peso con base en semaglutida y sustancias similares han demostrado ser eficaces, agencias sanitarias y especialistas advierten que su uso indiscriminado y sin vigilancia médica puede causar graves problemas a la salud, entre ellos complicaciones renales e incluso han sido relacionados con desarrollo de depresión e ideas suicidas.

En los años recientes, el uso de dichos medicamentos inyectables subcutáneos –que regulan la glucosa y el apetito para reducir la velocidad en que los alimentos salen del estómago–, se ha incrementado, a tal grado que la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos incluyó a dos fármacos cuya sustancia activa es semaglutida en su lista de medicamentos con escasez a partir de mayo de 2023.

Asimismo, el Laboratorio productor refiere que, tan sólo en Estados Unidos, 25 mil personas empiezan cada semana un tratamiento con estos inyectables. En junio pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) expuso que hay un aumento de la demanda de estos medicamentos y emitió una alerta por versiones falsificadas que pueden dañar la salud.

Estos productos agonistas del receptor GLP-1, como la semaglutida y liraglutida, se usan para controlar la obesidad, sobrepeso y diabetes tipo 2. Diversos ensayos clínicos indican que las pérdidas de peso corporal van de 5 hasta 20 por ciento.

David Ampudia, cirujano endoscopista bariatra, indicó que uno de los principales riesgos es su uso sin prescripción médica. Es decir, cuando las personas se automedican porque se los recomendó algún conocido o lo vieron en un video en las redes sociales, como TikTok, muy de moda recientemente.

Hace unas semanas, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) advirtió sobre los riesgos de la automedicación con semaglutida y liraglutida. Expuso que su consumo sin supervisión médica puede ocasionar efectos adversos. Incluso, destacó que reportes de farmacovigilancia han asociado estos productos con el desarrollo de pensamientos suicidas y conductas autolesivas.

La incidencia de obesidad en México en la actualidad es el doble de la que había en los años 80, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública. Del total de personas adultas, 36.9 por ciento presentan esta afectación y se estima que en 2030 la padecerá 45 por ciento.

A escala global, los datos de la OMS señalan que en 2022, una de cada ocho personas ya sufría obesidad; sin embargo, en 1990 este padecimiento se duplicó entre los adultos, y cuadruplicó entre los adolescentes. De tal suerte que en 2022, unos 2 mil 500 millones de adultos padecía sobrepeso, y de ellos, 890 millones eran obesos.

Ampudia, especialista adscrito al Hospital General de Zona 2A Troncoso, del Instituto Mexicano del Seguro Social, aseguró que esos productos inyectables estimulan la liberación de insulina en el páncreas, ayudan a nivelar la glucosa en el hígado y extienden el tiempo de permanencia de los alimentos en el estómago para evitar aumentos acelerados de glucosa.

Advirtió que una persona que no necesita estos medicamentos y se autorreceta, o si alguien debe tomar-los pero altera la dosis a fin de adelgazar más rápido, puede ocasionarse daños estomacales, intestinales, cuadros de hipoglucemia e incluso daños renales, además de diarreas o estreñimiento, vómitos, náuseas y otros síntomas menos graves.

Agregó que se han registrado casos de personas que consumen este tipo de medicamentos que desarrollan pensamientos suicidas y conductas autolesivas, aunque faltan estudios que comprueben su rela-ción directa.

Puntualizó que es muy importante que todos los tratamientos para la pérdida de peso se aborden con enfoques multidisciplinarios que atiendan no sólo la salud física del paciente, sino también la emocional y mental.