Floyd Mayweather tuvo su ceremonia de pesaje de acuerdo al canon del boxeo: un espectáculo. En un casino en el sur de la Ciudad de México, subió a la báscula, registró menos de 161 libras e hizo alardes de fanfarrón. Ninguna estrella del cuadrilátero que se respete puede navegar en las aguas de la humildad o la discreción. Será trabajo fácil, le gritaba el ejército de aduladores que lleva consigo un astro del boxeo.

Mr. Money, apodo que eligió sin modestia, enfiló al escenario para cumplir el ritual del pesaje rodeado de un numeroso grupo de seguridad, como si se tratara de una estrella de rap. El séquito deslumbraba por las joyas que portaban hombres gigantes, cuyos cuellos decoraban cadenas doradas tan gruesas como dedos de luchadores e infinidad de diamantes. Entre los acompañantes de Mayweather, llama la atención Shuki Diamonds, joyero personal del boxeador que muestra fascinado las piezas alusivas a su patrón; sobre todo, unos dedales cuyo valor, asegura, es de un millón de dólares cada uno.

Poco antes, John Gotti III, el rival para esta función en la Arena Ciudad de México, subió a la báscula y marcó 181 libras; es decir, unos 10 kilos más que Mayweather. Pero no importa demasiado, pues no se trata de un combate oficial, sino de una exhibición que pretende emular las peleas de verdad. Hace un año se enfrentaron en Miami, y ahora volverán a hacerlo por ocho episodios de dos minutos cada uno.

Mayweather confía en que el público mexicano estará de su parte. No sólo porque sabe de la profunda identificación popular con este deporte, sino porque su carrera tiene capítulos importantes con peleadores de este país. Saúl Canelo Álvarez, Juan Manuel Márquez y José Luis Castillo vivieron la impaciente urgencia de golpear a un boxeador que dominó el arte de la elusión, la defensa con movimientos asombrosos de hombro, cintura y una guardia perfecta.

Ningún otro país tiene un estilo de boxeo que lleve su nombre, salvo México, elogia Mayweather, pero su marca personal es convertir todos los temas en algo que hable positivamente de él.

El estilo mexicano es increíble, pero el estilo Mayweather pudo vencerlo, presume y ríe.

Sin embargo, no quiere parecer descortés y se deshace en elogios a los boxeadores mexicanos.

“México es tierra de grandes peleadores. Julio César Chávez simplemente es una leyenda del boxeo y Canelo, un gran combatiente al que respeto mucho. Cuando peleamos aún era muy joven, pero respeto lo que ha hecho con su carrera.”

La cortesía del lado de May-weather dura apenas un instante. El séquito que lo acompaña se encarga de reforzar ese cinturón de seguridad y prepotencia. Hablan a gritos y alejan a cualquiera que no sea parte del equipo, cuya seña común son esas gruesas cadenas rebosantes de diamantes. Junto a ese ejército, John Gotti III, nieto del capo de la mafia de los Gambino, parece un caballero de alguna corte. Mr. Money se marcha sin notarse, oculto por una cordillera de guardaespaldas sin paciencia.