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A punto de cumplir 25 años en el pospunk, Mujercitas Terror presenta Nubes de alcohol

Veo la realidad desde muchos planos: Marcelo Moreira // Tocar en México es increíble y es todo muy misterioso, señala

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▲ Marcelo Moreira (guitarra y voz) y Daniela Zahra (bajo y voz) del grupo argentino Mujercitas Terror.Foto Hernán Mulheiro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 23 de agosto de 2024, p. 7

Si la suerte volviera / como cuando te conocí / pienso mientras todo se pierde / como el barco en la corriente / y aunque la suerte no existe / como no existe el ayer / das vueltas en mi mente hasta desaparecer. Con un punteo que remite a Buddy Holly, el guitarrista y cantante Marcelo Moreira, mitad de Mujercitas Terror junto a la bajista Daniela Zahra, crea una premisa poética y la destruye en la misma estrofa. No sorprende este dominio sobre las letras porque siempre fue capaz de desplegar escenarios variados en sus canciones breves, y a veces cuentos con música, textos cortos para que el oyente rellene los márgenes. En su pasado disco el grupo de Buenos Aires cambió al baterista que los acompañó desde el principio.

Vi a Mujercitas Terror muchas veces y en diferentes situaciones: tocando en casas, mejorando su acto enojados por algún motivo, empujando un taxi en la niebla o golpeando un florero de vidrio con un instrumento, para luego irse del lugar en un coche fúnebre con las ruedas chirriantes hacia el lado contrario de la avenida más próxima. La última vez que alcancé uno de sus shows en vivo fue en plena aparición de la pandemia, cuando tocaron en el foro 316 del centro chilango; en ese entonces estaban por hacer una gira en México e instalarse aquí, planes que se vieron frustrados por la suspensión de conciertos a nivel mundial. Cuenta Moreira: en ese momento nos llevaba la idea de pasar una temporada allá, una experiencia, ahora nos gustaría ir más tranquilos, sólo a divertirnos. Tocar en México es increíble porque tiene muchas ciudades interesantes y es todo muy misterioso; hay algo en el aire que te confunde, como una melodía de voces, gritos y el olor de la comida, además del canto de algunos pájaros rarísimos. Es un país que siempre nos llamó, nos encantaría volver.

Desde ese momento hasta hoy, además de componer y grabar música nueva, Mujercitas Terror tocó en el escenario central de la versión argentina del festival Primavera Sound, en lugar de Interpol: “la invitación al Primavera fue bastante sorpresiva y nos gustó mucho la idea de participar. En un principio iba a ser un side show del festival, en un local de Buenos Aires, pero de repente nos llegó la propuesta de tocar en el predio, en uno de los escenarios principales. Hicimos todo para que saliera bien, pero el día del show se anunció una alerta meteorológica y se cancelaron algunos actos, incluido el nuestro, y nos enteramos mientras estacionábamos. Fue todo tan raro que entramos igual. Hicimos como que no pasaba nada, hasta llevamos nuestras remeras y discos a los puntos de venta. Rechazamos la opción de tocar un acústico en una tienda de celulares, hasta que de repente nos llamaron para presentarnos en otro escenario. Tocamos en el horario dónde tenía que presentarse un grupo que suspendió su actuación, y como las publicaciones cambiaban a cada rato, la gente esperaba a Mujercitas Terror en otro lado y a Interpol en el escenario donde tocamos al final. Fue un caos para todos. Hasta el día de hoy nos sigue escribiendo gente por este tema, algunos se toparon con Mujercitas, no sé... pero fue una buena experiencia.

Camino a los 25 años como grupo, Moreira recuerda una serie de lugares, objetos y momentos asociados con Mujercitas Terror: “Me viene a la mente Plasma, que era un lugar donde tocábamos siempre y donde organizamos la Fiesta muda con bandas nuevas de la escena; llegamos a hacer 17 ediciones. También se me aparecen recitales en casas o lugares inesperados; una vez hasta tocamos en un camión. Otro espacio importante fue la sala de ensayo en mi casa, una habitación negra con el techo lleno de piedras donde practicábamos de jueves a domingo. Las fechas en Cemento, que fueron de las primeras, por ejemplo en el festival Rosa Rosa; recuerdo cómo tocar en Cemento era un lujo. Se me viene mucho a la mente su dueño Omar Chaban y su obra de teatro Clásico amoral, para la que compusimos canciones. Pienso en el disco Belladona, producido por She Devils, que contiene nuestra primera canción editada en cedé; en muchos integrantes que pasaron por la banda y en gente que conocimos; en noches que terminaban en amaneceres; flyers hechos a mano, fanzines, grabadora de periodista y muchos casetes, bares, cigarrillos, etcétera”. Fiesta muda llevó ese nombre en parte porque hubo un periodo en Buenos Aires de mucha persecución policial a la actividad musical en vivo.

La idea de una banda contra el mundo o de tener un grupo para protegerse del resto de la humanidad no es una exageración en Mujercitas, sino algo presente desde sus comienzos: “Creo que todo eso empezó con la canción Pájaros descuartizados, que habla de dos aves que encontré muertas y casi secas al pie de un árbol. Al verlas, pensé que eran simples y vulgares, pero que ellas no se sentían así; como ellas sí veían su belleza, pero decían que nadie más la observaba, entonces buscaron un lugar donde no llegaran las miradas que las hieren, y ese lugar es debajo de la tierra. Después, con la canción Servicio maldito sigue creciendo ese tono, en este caso es un servicio doméstico que intenta destruir, asesinar o envenenar a un personaje en una mansión”.

El terror en Mujercitas no es sólo fantástico, a veces sus canciones parecen tomar más de la realidad que de la literatura, o al menos hacer equilibrio entre las partes: veo la realidad desde muchos planos, sobre todo cuando no estoy en la búsqueda de algo puntual y puedo ir perdido como si algo me llevara. El terror aparece en todos lados y en todas las cosas; es más una forma de ver. En la realidad, da terror la gente que lucha por sí misma sin importarle nada, un animal que se acerca, un elemento desproporcionado o una familia entera quemada, tanto si sobrevive como si muere. Muchas cosas me dan terror, pero la mayoría de las veces no son las que quedan en una canción. En cambio, las historias de la infancia o cosas imaginarias que se van desarrollando solas en mi cabeza son las que más me siento capacitado para contar; tal vez sea por el dominio de lo vivido contra lo observado.

Su nuevo disco, Nubes de alcohol, parece estar inspirado por el encierro forzoso que correspondió a la pandemia en Argentina y también tiene un especial énfasis en desarrollar el formato de la canción sin limitaciones: “En este disco todo se fue dando casi sin pensar. Luego de haber sacado el anterior justo al entrar en la pandemia y quedar perdido entre las noticias de los centenares de muertos, este pintaba diferente. Fui haciendo las canciones en el encierro y me sentía de alguna manera libre de no tener que volver a la vida real otra vez. Las letras que aparecían las tomaba como cosas aisladas que no eran ni podrían ser hasta que pudiéramos salir. El encierro forzado nos acercó a los sueños y a imágenes creadas tal vez por la desolación. Algunas son de esa época y otras llegaron al final, como Horizonte celeste”.

Para Marcelo el grupo no es un hobby, no es algo que se pueda descartar ni terminar: Vamos a ser Mujercitas Terror hasta el final.