Nadie como el caballero de la triste figura para reivindicar el derecho de todo ser humano a desear, soñar e imaginar, como sucede en la obra Quijote y Panza, que se mantiene en temporada en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky, del Centro Cultural del Bosque (CCB) hasta el 8 de septiembre, con funciones los sábados y domingos a las 13 horas.

Escrita por Lucero Trejo y dirigida por Mauricio Pimentel, esta puesta en escena permite a niños y adultos adentrarse de manera amena y lúdica en uno de los textos cumbres de la literatura universal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra.

Con una propuesta basada en la técnica clown, el colectivo teatral mexicano Los Alichanes da vida a nueve de los episodios más significativos de ese clásico atemporal, como los motivos por los que Alonso Quijano se convierte en Don Quijote, cómo convence a Sancho Panza de convertirse en su fiel escudero, el amor por Dulcinea, el enfrentamiento con los molinos de viento, las aventuras con los rebaños de ovejas y las incidencias del retablo de Maese Pedro.

De 75 minutos de duración, el montaje tiene cierto sabor a teatro clásico al recurrir por momentos a diálogos en castellano antiguo, además de emplearse todo el tiempo el acento español, que confiere mayor veracidad y un tono histórico a las acciones, a lo que se suma la música de época. Ello se ve enriquecido con un toque contemporáneo, mediante el diseño de iluminación y los efectos sonoros.

Ecos trashumantes

En el escenario no hay más parafernalia que una serie de enseres de uso cotidiano a los que se les aprovecha de manera distinta, entre ellos una larga mesa de madera que representará lo mismo el interior de un mesón que el lecho de muerte del personaje principal; un par de bicicletas que harán las veces de las cabalgaduras de Don Quijote y Sancho, así como varios ventiladores de pedestal que serán transformados en molinos de viento y un bacín que se convertirá en el yelmo del caballero andante.

También, en una de las escenas, se utiliza un teatrino con títeres de cachiporra, que, al sumarse a los anteriores elementos, dan la impresión de que se trata de un espectácu-lo escenificado por una antigua compañía trashumante.

De la mano de los disparates, andanzas y aventuras de Don Quijote, incomprendidas por Sancho gran parte de las ocasiones, el público tiene oportunidad de imaginar, divertirse y conmoverse con esta obra cuyo profundo humanismo apela a la amistad, la solidaridad, la justicia, la imaginación y el derecho a luchar por lo que se cree.

El elenco está integrado por Diana Becerril, Antony de la Vega, Faride Ramírez, Dania Fuentes Marín, Magdalena Alpízar y Víctor Vargas Avena.