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Honra el Inbal la obra e historia de Olivia Revueltas, compañera combativa

Los tres hijos de la compositora y pianista agradecieron su entrega // Compartieron que la definían tres palabras: arte, ciencia y congruencia

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▲ Vina Sophia, Julio y Kavani Revueltas encabezaron el emotivo e íntimo homenaje a la compositora ante la urna funeraria con sus cenizas. En la ceremonia se recordaron anécdotas y se leyeron poemas de la pianista, una de sus facetas poco conocidas, y la cantante Verónica Ituarte y el pianista Baldomero Jiménez interpretaron una de sus obras, Mujer herida.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de agosto de 2024, p. 5

Kayani Revueltas rompió el respetuoso silencio que imperaba en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes: ¡Gracias por su entrega, compañera!, frase que fue secundada por un grito femenino de entre el público: ¡Que viva la compañera Olivia Revueltas!

Acto seguido, tomó un caracol marino que hizo sonar de forma estremecedora en cuatro ocasiones, con lo cual terminó la guardia de honor que los tres hijos de la pianista y compositora montaron frente a la urna funeraria con las cenizas de la artista, quien fue despedida con un emotivo minuto de aplausos de familiares, amigos, colegas y seguidores.

Así concluyó el homenaje póstumo que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rindió la noche del miércoles a la pionera del jazz en México, mujer amorosa y solidaria, combativa y congruente, artista excepcional y comprometida con su sociedad, según se definió en la ceremonia, fallecida el 2 de agosto a los 73 años.

Fue una ceremonia conmovedora en la que, en voz de su hija Vina Sophia, se escucharon dos de los poemas de la maestra, quien, aunque no es muy sabido, gustaba de escribir poesía y pintar, así como una de sus composiciones, Mujer herida, a cargo de la cantante Verónica Ituarte y el pianista Baldomero Jiménez.

Asimismo, se proyectaron videos, entre ellos uno de una entrevista que la jazzista sostuvo con la periodista Cristina Pacheco, también recientemente fallecida, para un programa televisivo de julio de 2021, y otro con fragmentos de un concierto que ofreció en su regreso a México, el 14 de abril de 2016, en en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Ya en la ceremonia, su amigo el escritor y músico Alain Derbez afirmó que la historia de Olivia Revueltas es la de una persona combativa que ha sabido reclamar y hacer suyos su espacio y tribuna en mundos que no sabían cómo darle el respeto que merecía y merece.

Es, agregó, la historia de una artista combativa y consecuente que contra viento y marea ha sabido, sobre todo en los años recientes en que el tiempo y una más tranquila situación se lo ha permitido, apuntalar su quehacer de pianista y jazzista, como ser social empático, solidario, como parte de un gremio de músicos que tienden erróneamente a la dispersión, y como testigo y protagonista de un momento, el suyo, histórico. Eso, creo, es la historia de Olivia, la historia de un faro, una boya, un parteaguas que sabe saborear la vida e invita a hacerlo.

Siempre en pie

El primero de los dos poemas a los que dio lectura Vania Sophia fue uno sin título, escrito en 1989, en San Antonio, Texas, en el que la pianista rinde tributo a su instrumento, al que consideraba vehículo y garganta de la voz de Dios.

El otro es una especie de corte de caja de vida en el que la autora asegura que los estragos de la vida / no lograron manchar mi corazón con impurezas.

El guitarrista Julio Revueltas, con la voz entrecortada, compartió varias anécdotas de su madre, siendo para él acaso la más importante aquélla en la que la artista se unió un mes, en 1988, a una huelga de hambre que mantenían campesinos indígenas en el Zócalo en protesta por el despojo de sus tierras: Ni ella ni los campesinos se quebraron cuando unos guarros (guardias) querían ir a levantarlos; se mantuvieron siempre en pie, y eso fue lo que ella nos enseñó.

A Kayani le tocó cerrar la participación familiar sobre la compañera Olivia, como ella la nombra, de quien siempre se preguntó cómo una mujer tan herida podía amar tanto y cómo esas manitas, cómo sus preciosas y poderosas manitas, podían tocar de esa manera tan contundente y tan hermosa.

Contó que la compositora e intérprete consideraba al Palacio de Bellas Artes un templo, y una vez que pasó frente a él se santiguó al tiempo que decía: “‘Por el arte, por la ciencia y por la congruencia’. Ese día entendí que esas tres palabras la definirían por siempre”.

La directora del Inbal, Lucina Jiménez, tras considerar a Olivia Revueltas ejemplo de dignidad, entereza, excelencia artística, convicción y ética, asumió el compromiso institucional de honrarla manteniendo viva su música, su memoria, su compromiso y ese amor profundo que tuvo siempre para México.