Yoko Ono es reivindicada como pionera del arte conceptual, feminista y activista por la paz con una gran exposición retrospectiva en la galería Tate Modern, en Londres, en la que se revela el enfoque radical del lenguaje y el arte que nos alcanza hasta la actualidad. Las ideas de la artista japonesa son centrales en su creatividad, las cuales emergen de manera poética, humorística y en formas profundas.

El desarrollo de un trabajo innovador y su impacto en la cultura contemporánea son trazados en Yoko Ono: Music On The Mind, la mayor muestra organizada hasta ahora, con más de 200 obras que abarcan siete décadas. Se incluyen sus instrucciones didácticas, partituras, instalaciones, filmaciones, música y fotografía, como se informa en la página en Internet de la Tate Modern.

La revista Du Monde publicó en julio un artículo titulado Yoko Ono: La edad de oro de un icono radical, en el que destaca que durante mucho tiempo fue reducida a la imagen falsa de la esposa manipuladora de John Lennon y responsable de la separación de la banda The Beatles, lo cual es una visión de prejuicios racistas y misóginos que ocultaron su papel fundamental en el arte conceptual desde los años 50 del siglo pasado.

Esta habitación se mueve a la misma velocidad que las nubes, es uno de los mensajes escritos sobre papel en el museo británico de arte moderno, junto a las aguas del río Támesis. En este gran edificio que fue una estación eléctrica se colocaron los temas claves de Yoko Ono, los cuales se repiten a lo largo de décadas y en distintos medios. Por ejemplo, el cielo aparece repetidamente como metáfora de la paz, la libertad y el no ceñirse a los límites.

El compromiso con el feminismo se muestra con la inclusión de algunas obras, como la película Fly, en la que se observa a una mosca que se arrastra por el cuerpo de una mujer, o Freedom, en la que Ono intenta liberarse del sostén, así como en los himnos Sisters O Sisters, Woman Power y Rising, donde anima a las mujeres a construir un mundo nuevo, con coraje y rabia.

Yoko Ono y John Lennon, desnudos en una cama, es quizás una de las imágenes más recordadas en la historia de la música y del arte. A lo largo de su trabajo conjunto encabezaron un efectivo activismo por el fin de la guerra, hasta el asesinato del músico en Nueva York, en 1980. Ella continuó trabajando, haciendo música e instalaciones.

Más de 40 años después una incansable Yoko Oko sigue produciendo y trabajando, difundiendo un mensaje en favor de la paz. A esta exposición, por ejemplo, llegó el árbol de los deseos con el que invita a los visitantes a escribir sus anhelos y colocarlos entre las ramas.

También se instaló la habitación blanca y una balsa que ha sido repintada de azul gracias a los plumones de los participantes, que tendrán oportunidad de acudir a la Tate Modern hasta el primero de septiembre, cuando clausura la exposición.

Ono nació en Japón en 1933; en su infancia se educó en exclusivas escuelas, pero durante la Segunda Guerra Mundial conoció las penurias de la destrucción y la hambruna.

En 1952 fue a vivir a Nueva York, ciudad a la que se había mudado su familia años antes. Se matriculó en la universidad Sarah Lawrence, donde estudió poesía, literatura inglesa y composición musical. Entonces, la música dodecafónica de Arnold Schoenberg y Alban Berg le causaron fascinación. Años más tarde, mientras se desarrollaba en el arte conceptual, experimentó con la música al lado de John Cage.

Conoció a Paul McCartney y a John Lennon, su futuro esposo, mientras buscaba partituras para un libro que hacía Cage. En ese momento, Yoko Ono ya tenía una trayectoria en la música y en el arte, pues había expuesto en galerías.

En la actualidad, a los 91 años, es reconocida y explorada a través de más de siete décadas de trabajo, celebrada en los momentos claves de una carrera innovadora, influyente y multidisciplinaria, incluidos los años en Londres, donde conoció a John Lennon, con quien dio vida a propuestas de arte que reclamaban la paz mientras miles morían en la guerra de Vietnam.