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El Jubileo de la Esperanza 2025 del Papa
E

l jubileo ordinario de 2025 es uno de los acontecimientos más relevantes en la vida de la Iglesia. En la tradición católica, este ejercicio se realiza cada 25 años. Es una oportunidad de renovación espiritual. Desde la narrativa cristiana, significa arrepentirse de los errores, de los actos de injusticia y abuso cometidos los unos contra los otros. El jubileo es una vieja tradición en la memoria judía que ofrece a la comunidad recomenzar una vida nueva.

El papa Francisco convocó en mayo a un nuevo jubileo. Como cada 25 años en la Iglesia católica, emplazó en forma oficial al jubileo llamado de la Esperanza 2025. Lo hizo a través de la bula Spes non confundit (La esperanza no defrauda). El documento, además de una crítica enérgica de contenido social, es una guía protocolar del gran evento religioso.

Indica, por ejemplo, que el principal rito simbólico señala que el inicio del año santo es la apertura de la puerta santa, el 24 de diciembre de 2024 en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.

En el actual contexto de extremas divisiones en el seno de la Iglesia católica y de un Papa contestado por la ultraderecha religiosa, el Jubileo de la Esperanza hace un llamado a reconciliación y a la unidad. En la bula convocatoria Francisco lo fundamenta teológicamente así: “La esperanza efectivamente nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz: ‘Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida’ (Rm 5,10)”. Prometo comentar con detenimiento esta bula importante que plantea temas sustanciales en el peregrinar social del Papa argentino, que, por cierto, revela un gesto hacia México. Dijo que en nuestro país se prepara para los 500 años de la primera aparición de la Virgen. Que, por medio de Juan Diego, hizo llegar un revolucionario mensaje de esperanza que aún hoy repite a todos los peregrinos y a los fieles.

Recordemos, el jubileo de 2000 tuvo una larga preparación. El ya disminuido Juan Pablo II publicó su carta apostólica Tertio millennio adveniente, documento muy crítico de la modernidad contemporánea, tiene un tono apocalíptico propio del cambio del siglo y de milenio que se empleaba entonces. Lo relevante de Karol Wojtyla son las demandas de perdón por los pecados cometidos por la Iglesia contra los judíos, herejes, mujeres, gitanos, Inquisición, el Holocausto y a las culturas originarias en América por los excesos en la evangelización.

Los jubileos intentan ir a los orígenes de los tiempos bíblicos en los que Dios había solicitado a su pueblo elegido rencontrar la igualdad de todos. El jubileo es, pues, la oportunidad de conversión social de las comunidades de creyentes. Por ello, el jubileo significa el júbilo que toma al cristiano todo entero, en cuerpo y alma, en la carne y el espíritu.

El primer jubileo cristiano se retoma en 1300. Fue todo un éxito de fervor y peregrinaje masivo. El historiador francés George Dubby narra en su libro El año mil , la anarquía apocalíptica en que caen las sociedades medievales de 950 a 1250. El contexto es de pánico, el universo romano no acababa de derrumbarse totalmente, la influencia islámica se acrecentaba con fuerza beligerante y militar, sobre todo en el Mediterráneo. El cristianismo se dividía en dos grandes tradiciones, la romana y la bizantina ortodoxa de oriente. Los terrores y arquetipos del fin de milenio eran congruentes con un mundo dividido por imperios y el azote de las pestes que mataba a poblaciones enteras.

El jubileo de 1300 exhorta al perdón de los pecados, a la reconciliación y a la conversión de una cultura medieval en desgracia y pone fin a una época de terror, replanteando una nueva etapa.

En el jubileo 2025, Francisco recuerda que los bienes de la Tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos; invocando la paz: “¿Es demasiado soñar que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte? Dejemos que el jubileo nos recuerde que los que ‘trabajan por la paz’ podrán ser ‘llamados hijos de Dios’ (Mt 5,9). La exigencia de paz nos interpela a todos y urge que se lleven a cabo proyectos concretos. Que no falte el compromiso de la diplomacia por construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera”.

El Papa no discrimina pero privilegia, en su bula, especialmente a los migrantes, los exiliados, los refugiados, los que viven en contexto de persecución, llamados a ver una luz a través de los pueblos, encerrados en la fuerza.

Sabe que el tiempo de su pontificado se acorta. En 12 años intentó hacer cambios y muchos se estrellaron en la Iglesia burocrática no sólo de Roma, sino de la mayor parte de las iglesias locales. Junto con el Sínodo sobre sinodalidad, Francisco está cerrando su pontificado. En este jubileo plasma parte de su testamento pastoral. Ante sus feroces enemigos de la ultraderecha religiosa, Francisco llama a la indulgencia, pero no baja la guardia en sus contenidos sociales. ¿El Papa prepara su retiro afirmando su opción por la justicia social?