Opinión
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En el chopo

La extinción de los hoyos fonky

L

a historia del rock mexicano ha estado ligada a confinar, en espacios específicos, a músicos y seguidores; por ejemplo en los años sesenta los cafés cantantes fueron uno de sus refugios hasta que las autoridades los clausuraron; a finales de aquella década surgieron lugares que Parménides García Saldaña popularizó bajo el nombre de hoyos fonky. Él escribió al respecto “ahora que el rock hizo posible un periódico como Piedra Rodante, los hoyos funkis empiezan a proliferar en los barrios proletarios. Los jóvenes (la chaviza) de esas colonias en torno al monumento a La Raza, se reúnen domingo a domingo a bailar al compás de la música rock de Three Souls in my Mind, Peace&Love, Cherokee, Dug Dug’s”. En el mismo texto, Parménides establece porqué el nombre “funky es el lado hard (macizo), dirty (grosero), heavy (pesado, grueso), del rock. Funky es lo contrario de straight”. Agrupaciones ya consagradas como Dug Dug’s y Javier Bátiz encabezaban los carteles a principios de los años setenta; igual, El ritual, Bandido, Tequila, Enigma alternaban con agrupaciones como Factory, Epílogo y Love Army. A finales del siglo XX los protagonistas fueron, entre muchos más, El Tri, Haragán, Liranrol, Tex Tex, Bostik, Luzbel, Rod Levario, Charly Monttana, Enigma!. Interpuesto, Sam Sam, Next; ahora en 2024 una luz de alerta permanece prendida ante la poca asistencia de público a las tocadas de fin de semana en lugares antes conocidos como hoyos fonky, apelativo que ahora disgusta a organizadores, músicos y al público asistente. Nostalgias aparte, el término sigue siendo provocativo y con cierto aroma libertario. ¿A poco no?

Gilbert O’Sullivan, Songbook

Mientras en 1970 Black Sabbath emitía los primeros sonidos metaleros con su disco Paranoid y Emerson, Lake y Palmer lanzaban su disco epónimo y The Doors, el Morrison Hotel, un jovencito llamado Gilbert O’Sullivan grababa una canción tristísima, Alone again, Naturally, rola muy de acorde a su título. Va parte de la letra: Recuerdo que lloré cuando murió mi padre / mi madre, que en paz descanse su alma / no pudo entender por qué / el único hombre que había amado / le había sido arrebatado /Cuando ella falleció / Lloré y lloré todo el día / Solo otra vez, naturalmente. Ahora, Gilbert publica Songbook. “Un viaje recién grabado a través de 12 canciones de la carrera de Gilbert O’Sullivan. La grabación tuvo lugar durante dos días a finales de 2023 con O'Sullivan al piano, los guitarristas Bill Shanley y Andy Wright (Simply Red, Jeff Beck, Simple Minds e Imelda May)”. Actualmente se puede clasificar al autor de Clair y Matrimony –rolas que tuvieron sendas versiones en español– como protodark por lo oscuro de sus letras, aunque aderezadas, eso sí, con un sonido pop setentero.

PD: No se puede hablar de Luzbel sin mencionarlo como referente del metal mexicano; y, menos, soslayar la dupla Huizar-Greñas; este último continúa la historia de la banda con el disco Los hijos de Adán, que contiene 11 cortes con una portada creada, con trazos surrealistas, ex profeso por Marco Alakranhell. El álbum, en formato cedé, está a la venta en el Tianguis del Chopo. Salú.