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El vaivén entre la inocencia y la maldad, temática en el monólogo Los niños perdidos
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▲ Esteban Castellanos interpreta la obra basada en el libro de Francisco Hinojosa.Foto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Martes 13 de agosto de 2024, p. 9

Una pistola es el único poder de un trío de pinches chamacos que habitan en una sociedad que los margina y son producto de la violencia intrafamiliar que los ha convertido en pequeños monstruos.

El monólogo Los niños perdidos, basado en el libro A los pinches chamacos, de Francisco Hinojosa, está dirigido, adaptado y actuado por Esteban Castellanos.

La compañía Los Pinches Chamacos presentará en nueva temporada esta historia, que se recrea entre el vaivén de la inocencia y la maldad, donde los límites estarán desdibujados, a partir del 22 de agosto, en el teatro Sergio Magaña.

Castellanos, quien también ha llevado a escena el cuento de Hinojosa desde hace 22 años, informó que se develará una placa conmemorativa. Todo este tiempo ha sido una búsqueda constante de audiencias, así como de que la historia resuene en el corazón de los espectadores, pues trata sobre la infancia y el alma de los niños, aunque vistas desde la crueldad y la ternura, comenta.

Se trata de un contraste de situaciones que Francisco ha creado con mucho conocimiento sobre la conciencia humana; está plagado de cosas que vive la sociedad en las grandes urbes, donde la violencia es el medio de expresión y para resolver los conflictos.

En Los niños perdidos, subrayó Castellanos, tres menores escapan de sus casas con un arma y con ello se vuelven espejo de una sociedad que los reprime, maltrata y no los comprende, pero su manera de responder es en el mismo sentido en que ellos lo viven: la violencia.

Agresión en cadena

Se trata de un espejo de la delincuencia, desvalores, desamparo, egoísmo, indiferencia y soledad que se describe a través del periplo de los pinches chamacos, que los lleva de la agresión doméstica a la callejera, mientras se interrelacionan con otros personajes, quienes una y otra vez serán el reflejo descompuesto en que se están transformando.

El director puntualizó: Es una obra contada con la imaginación, en la cual el espectador tiene la posibilidad de ser cocreador de la historia y de lo que sucede, porque no existe ningún elemento escenográfico, pues está planteada en el espacio vacío. Sólo es el actor con su vestuario, objetos, utilería, una silla y una caja de cartón; todo lo demás lo construye el intérprete con su cuerpo.

En la trama, los pinches chamacos constantemente cambian escenarios y diferentes situaciones; a veces están en el Metro, en el restaurante, en una avenida pidiendo dinero, en una casa abandonada, incluso en un jardín y en la tiendita de la colonia, de manera que el público se va a sorprender con una historia contada con imaginación”.

Aunque todo parece estar inmerso en un mundo trágico y apocalíptico, también está aderezado con humor negro y sarcasmo, herramientas humanas que nos permiten tomar conciencia a través de la risa, incluso, muchas veces culposa. En realidad, se trata de exorcizar los demonios internos, mediante la ficción hacer catarsis.

La compañía fundada en 2004, cuya sede está en la Ciudad de México y produce textos dramáticos de autores mexicanos para jóvenes, también celebrarán 800 representaciones y 22 años ininterrumpidos de llevar a escena Los niños perdidos. Su recorrido ha incluido diversos recintos nacionales e internacionales, así como presentaciones en festivales.

La placa conmemorativa se develará el 24 de agosto a las 19 horas en el teatro Sergio Magaña, ubicado en Sor Juana Inés de la Cruz 114, colonia Santa María la Ribera.

La temporada será del 22 de agosto al 1º de septiembre, con funciones jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas.