América Latina: inversión extranjera directa
egún la CEPAL, entre 2014 y 2023 América Latina y el Caribe recibieron inversión extranjera directa (IED) por un total acumulado de 1.657 billones de dólares, de los cuales Brasil recibió 40.2%, México 20.6%, Chile 8.9%, Colombia 8%, y Argentina 6.1% (gráfico 1).
Así, el acervo acumulado de la IED en la región ascendió en 2023 a 3.207 billones de dólares, concentrados en Brasil 1.182 b (36.8%), México, 822 mil millones (25.6%); Chile, 287 mm (8.9%); Colombia, 254 mm (7.9%); Perú, 139 mm (4.3%), y Argentina, 130 mm (4.1%) (gráfico 2).
A México ingresó en la última década IED por 341 mil millones de dólares, según la Cepal, procedente principalmente de Estados Unidos, 39.5%; Canadá, 11%; España, 8.8%, y Alemania, 6.7% (gráfico 3). Por destino, esta IED fue a la industria manufacturera (47.6%), a servicios (43.1%), a la explotación de recursos naturales (7.5%) y a otros rubros (1.8%).
Por componentes, de los 334 mil 515 millones de dólares que según la Secretaría de Economía acumuló la IED en la década, sólo fueron aportes nuevos de capital 33.6%, reinversión de utilidades 46.6%, y el cuestionado rubro de préstamos entre compañías del mismo grupo (que por ser préstamos deberían catalogarse como deuda privada y no como IED), 19.8%.
Otro desglose (SE) de la IED acumulada en la década según principales destinos, establece que del total de 334.5 mil millones fueron a la industria manufacturera 162.2 mm, casi la mitad de lo invertido; a servicios financieros y seguros, 48.4 mm; a minería, 23.7; a transporte, correo y almacenamiento, 21.8; a construcción, 13.1; a hospedaje, restaurantes y bares, 13.1; al comercio minorista, 11.3, y a medios de información 10 mil millones de dólares (gráfico 4).
En flujo inverso, la Cepal establece que en la década la IED de América Latina en el exterior ascendió a 345 mil millones de dólares, correspondiendo a Brasil 46.1%, a México 20%, a Colombia 9.9%, a Chile 9.6 y a Argentina 4.9% (gráfico 5).
Todos tenemos claro a estas alturas (supongo) que el libertinaje aperturista neoliberal y la torpe inserción de México a la globalidad constituyeron para nuestro país el mayor descalabro económico de su historia. Desde el descabellado ingreso al GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio) con De la Madrid, la firma del TLCAN con Salinas y los múltiples acuerdos posteriores con Europa y muchos países, hasta el T-MEC vigente, el país se abrió sin ton ni son al libre comercio, a la inversión extranjera directa y financiera sin restricciones y al libre flujo de capitales. El costo fue altísimo: invasión de productos importados, crisis financieras secuenciales, quiebras, venta masiva de empresas mexicanas a capitales transnacionales, sobrexplotación de nuestros recursos naturales, conversión del país en una gran maquiladora, pérdida de la autosuficiencia alimentaria y energética, fuga del valor agregado, ralentización del crecimiento económico a un tercio de su potencial (de 6% a 2%) e imposibilidad de un verdadero desarrollo que distribuya riqueza y bienestar con empleos, ingresos dignos y acceso sustentable a derechos y satisfactores sociales básicos.
México ha sido copado y su economía secuestrada por los tratados existentes, que con Europa y Norteamérica para empezar tienen que ser modificados sustancialmente para recuperar la viabilidad de crecimiento interno, y una inserción inteligente a la mundialización. Hay tres Méxicos; necesitamos una estrategia para tres economías.
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