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No hay riesgo de explosión: gobierno local

Rusia y Ucrania se acusan del incendio en la planta nuclear de Zaporiyia

Observadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica no han podido verificar qué sucedió

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▲ Incendio bajo control en las torres de la central nuclear de Zaporiyia, en imagen proporcionada por la oficina de prensa de la presidencia de Ucrania.Foto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 12 de agosto de 2024, p. 27

Moscú. Rusia acusó ayer a Ucrania de haber atacado la central atómica de Zaporiyia con un dron y Kiev atribuyó a Moscú haber provocado un incendio para culparla, mientras los observadores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica escucharon detonaciones en la madrugada y vieron una columna de humo negro encima de la planta, sin que hayan podido verificar qué sucedió en realidad.

Como resultado del bombardeo de la ciudad de Energodar por parte del ejército de Ucrania se produjo un incendio en una instalación del sistema de refrigeración de la central nuclear de Zaporiyia, informó el domingo por la noche Eduard Balitsky, gobernante de la parte de esa región que Rusia considera suya.

Agregó: actualmente, todos los bloques (seis) de potencia se encuentran en modo de parada en frío, no hay peligro de explosión de vapor y otras consecuencias. La radiación alrededor de la central nuclear y la ciudad de Energodar no supera la norma.

El presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, deslindó a su país del ataque y señaló que la administración rusa de la planta atómica provocó un incendio, en tanto el jefe de la administración ucrania de Nikopol, Yevgeny Yevtushenko, afirmó: de acuerdo con información extraoficial recibida de nuestras fuentes en el otro lado del río, los rusos quemaron gran cantidad de neumáticos en una de las salas de refrigeración de la central atómica de Zaporiyia.

Los funcionarios ucranios dan a entender que Rusia, al responsabilizar a Ucrania del ataque a la planta atómica, busca distraer la atención de los combates en la región rusa de Kursk.

Salvo este incidente no hubo este fin de semana grandes modificaciones en la tónica de lo que está pasando en Kursk durante ya casi una semana. Queda claro que el conflicto armado entre Moscú y Kiev tiene ya un nuevo frente y, algo inconcebible hasta hace poco, ese escenario bélico está en el territorio internacionalmente reconocido de Rusia.

Tanto el sábado como el domingo anteriores, tanto los rusos, sin ser ese su propósito, como los ucranios, por el contrario interesados en que se sepa, confirmaron ayer que los combates continúan por sexto día consecutivo.

El ministerio de Defensa ruso siguió reportando, como hace a diario, haber podido frustrar el intento de avanzar en tal o cual sitio de Kursk, cada vez más alejado de la frontera común, al tiempo que el presidente Zelensky continuó sin referirse explícitamente al lugar de la operación, barajando todo tipo de metáforas como que su ejército da muestras de desplazar la guerra al suelo del enemigo (el sábado) o distribuyendo una foto del comandante en jefe de su ejército, Oleksandr Syrskyi, viendo un mapa y con el escueto pie: La operación continúa (el domingo).

Ucrania cree que de ese modo no da motivos formales para que el Kremlin lo acuse de ser el segundo país desde la Segunda Guerra Mundial cuyas tropas invadieron el territorio ruso (la primera vez ocurrió en 1969, cuando soldados chinos intentaron ocupar la isla fronteriza de Damansky, Zhenbao para China).

Rusia, cuyo presidente Vladimir Putin calificó de provocación a gran escala lo que comenzó el 6 de agosto y, en esa lógica, debió de haber acabado al día siguiente, prefiere advertir a través de sus voceros que la respuesta rusa será contundente y no se hará esperar.

Los blogueros-Z, periodistas y analistas rusos que apoyan la operación militar especial, sostienen que la situación no es crítica, pero sigue siendo complicada y varios muestran preocupación por el hecho de que aún no han entrado todas las brigadas ucranias (cada una de 4 a 5 mil combatientes) que mantienen en la frontera.

Algunos responsabilizan al general Valeri Guerasimov, jefe del Estado Mayor del ejército y comandante en jefe de la campaña en Ucrania, de no tomar en cuenta las advertencias de la inteligencia rusa de que se estaba preparando el ataque ucranio y de no avisar al Kremlin, pero no queda claro si las filtraciones a los bloqueros-Z buscan exonerar a los responsables de obtener los secretos de los planes ucranios o son un intento de los adversarios de Guerasimov al interior de la dependencia castrense de atribuirle una pifia más.

No obstante, llamó la atención que Putin no le haya encargado a Guerasimov coordinar el régimen de operación antiterrorista en Kursk, Belgorod y Briansk, regiones colindantes con Ucrania, sino que formalmente impuso la medida el Comité Nacional Antiterrorista de Rusia, que encabeza Aleksandr Bortnikov, director del FSB (siglas en ruso del Servicio Federal de Seguridad).

Este régimen permite reforzar la protección de instalaciones claves como la central atómica de Kursk, restringir los movimientos de la población, confiscar vehículos e intervenir llamadas telefónicas, entre otros recursos, para garantizar la seguridad de los ciudadanos y mantener el orden público ante lo que llamó intento sin precedente de desestabilizar la situación en varias regiones de Rusia por parte de los servicios de espionaje ucranios.

Éxodo en zonas fronterizas

Continuó el éxodo de la población civil en las regiones rusas fronterizas con Ucrania, pero sobre todo en Kursk. A las 76 mil personas, reconocidas el sábado por las autoridades rusas como evacuadas de Kursk en autobuses proporcionados por los municipios y en automóviles por su cuenta, se sumaron ayer 8 mil 500 habitantes que tuvieron que abandonar sus hogares en la zona de combates.

En la frontera de Ucrania pero con Bielorrusia volvió la tensión. Aleksandr Lukashenko, presidente bielorruso, ordenó el sábado a su ejército reforzar su presencia en el sur de ese país aliado de Rusia, tras acusar a Kiev de violar su espacio aéreo con drones, que dijo haber derribado.