Sábado 10 de agosto de 2024, p. 23
Tokio. Japón rindió ayer homenaje a las víctimas del bombardeo atómico en Nagasaki, hace 79 años, en un acto al que no asistieron los embajadores de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia ni la Unión Europea debido a la exclusión del embajador israelí.
Tokio argumentó que el representante de Tel Aviv no fue invitado para evitar incidentes
relacionados con la guerra en Gaza. El portavoz del Departamento de Estado estadunidense, Matthew Miller, justificó la ausencia del diplomático señalando: Pensamos que era importante que el embajador israelí fuera invitado, como los han sido representantes de otros países; que ninguna nación debería haber sido señalada para no acudir a esta celebración
.
El diputado japonés Muneo Suzuki calificó de injusta la ausencia liderada por Washington. “Si le dicen al alcalde de Nagasaki que si no invita a Israel, ‘tampoco vamos a ir’, entonces que tomen en cuenta que Rusia y Bielorrusia tampoco fueron invitados. Los embajadores del G7, comenzando por el de Estados Unidos, tendrían que declarar que no es justo y que boicotearían la ceremonia de Hiroshima. Así se mantendrá un equilibrio justo”, señaló el parlamentario.
A las 11:02, hora local exacta de la explosión del 9 de agosto de 1945, cuando un avión estadunidense lanzó la bomba con núcleo de plutonio –apodada Fat Man–, se guardó un minuto de silencio y luego se depositaron ofrendas de flores y agua en memoria de los fallecidos y los sobrevivientes.
El agua es un símbolo de ese momento, pues los sobrevivientes la pedían desesperadamente para calmar la sed generada por tantas quemaduras internas y externas.
Cerca de 70 mil japoneses perdieron la vida en Nagasaki al instante de la explosión, pero cientos de miles de pobladores –la mayoría mujeres y niños– murieron después a consecuencia de la radiación.
Tres días antes, el 6 de agosto, en la ciudad de Hiroshima se vivieron similares horrores y consecuencias.
El alcalde de Nagasaki, Shiro Suzuki, exigió que el gobierno japonés firme y ratifique un tratado de la ONU que prohíbe las armas nucleares, y pidió que Japón encabece las discusiones para aliviar las tensiones y avanzar en el desarme en el noreste asiático.
A su vez, el primer ministro nipón, Fumio Kishida, se comprometió a liderar los esfuerzos internacionales para impulsar el desarme nuclear, a fin de que Hisroshima y Nagasaki sigan siendo las dos únicas ciudades del mundo en sufrir esa tragedia.
El homenaje se realizó frente a la Estatua de la Paz, situada cerca del epicentro de la explosión.
Siguiendo una tradición anual, se leyó una declaración por la paz y en el memorial se colocó una lista actualizada de las víctimas, con los nombres de los supervivientes fallecidos en los últimos 12 meses.
En la actualidad, el número de muertos por la tragedia en Nagasaki asciende a 198 mil 785.
La decisión de Estados Unidos de dejar caer bombas atómicas sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki, cuando la contienda ya estaba casi ganada por los Aliados, ha sido cuestionada por numerosos historiadores.