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El EZLN ganó; ahí está todavía, no fue arrasado, sostiene Bárbara Zamora

La abogada presentará este viernes su libro Días de rabia y rebeldía, con material único de los encuentros entre los insurgentes y el gobierno

 
Periódico La Jornada
Martes 6 de agosto de 2024, p. 3

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ganó la lucha que emprendió hace 30 años, pues aún permanece, y su ejemplo y la mecha que encendió nunca se van a apagar, aunque está pendiente el tema de la propiedad de la tierra, sostuvo la abogada Bárbara Zamora, quien acompañó al grupo armado durante los diálogos con el gobierno mexicano que concluyeron en los Acuerdos de San Andrés de 1996.

Entrevistada a propósito de su libro Días de rabia y rebeldía (Arkhé Ediciones), que será presentado este viernes, la figura del ámbito legal y social mexicano explicó a La Jornada que los insurgentes se levantaron en armas para terminar con la marginación, precariedad, falta de salud, educación y de servicios desde lo más básico.

Zamora explicó que decidió escribir el volumen porque tenía material histórico que en ningún lado se van a encontrar de los encuentros entre el EZLN y el gobierno: era necesario que no se quedara en mi archivo, sino que los diera a conocer y que otras personas los pudieran leer y enterarse de todo lo que sucedió.

Ahí se halla información de las iniciativas de la sociedad civil para exigir el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés y las movilizaciones masivas de la sociedad apoyando a los zapatistas, en las que destacó la Marcha del Color de la Tierra, desde Chiapas hasta la Ciudad de México, que contó con un apoyo masivo, espectacular, grandioso de la gente hacia ellos.

Explicó que la importancia de la rebelión zapatista es que interrumpió la inercia o rutina y la creencia de que estábamos en el primer mundo con el Tratado de Libre Comercio (TLC). Nos puso en el lugar en que realmente estábamos, con los pueblos indígenas discriminados y unas demandas que nunca se habían atendido, que los orillaron a tomar las armas.

El EZLN, continuó la autora, marca un antes y un después en la vida nacional, política, jurídica y social de México, y ha sido ejemplo para otras luchas del mundo. Hay generaciones de jóvenes que no habían nacido y no saben siquiera que existió ese proceso. Es esencial no perder la memoria.

Explicó que todavía existe discriminación, desprecio, marginación, racismo, no sólo en contra de los pueblos indígenas, como históricamente ha habido, sino de las minorías. Uno de los pendientes esenciales es la cuestión de la tierra, la reforma al artículo 27 constitucional, que sería una contrarreforma a la que hizo Salinas de Gortari en 1992.

La ganadora del Premio Internacional de Derechos Humanos Ludovic Trarieux 2003 detalló que entonces se “eliminó el derecho a la tierra de los campesinos e indígenas, pero también se quitó toda protección jurídica al régimen de propiedad social, se dejó como pequeña propiedad o propiedad privada y entró a la mercantilización como cualquier otro objeto a raíz del TLC y de la reforma salinista.

Es esencial para que el campo vuelva a ser productivo y autosuficiente, y que los campesinos tengan otra vez protección jurídica para preservar sus tierras de las mineras, inmobiliarias y de la gente que se apodera de las mejores para arrasar y llevarse a casa, las mineras, el oro y la plata, pero acaban con la variedad biológica y pueblos enteros.

Zamora dijo que los zapatistas con la rebeldía logran vencer al Ejército, derrumbar límites. Es algo que da mucha energía y gran motivación para lograr sus demandas. Realmente, sí ganaron, porque ahí están todavía y no fueron arrasados, como el gobierno quería, y también mucha gente que estaba en contra de ellos y de la rebelión. No lo lograron.

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▲ La autora ha defendido diversas causas sociales. Aquí, en la entrevista con La Jornada. Foto Roberto García Ortiz

La abogada ha defendido jurídicamente causas como la de los ciudadanos italianos expulsados por hacer observación de las comunidades indígenas en Chiapas, la de los estudiantes del Consejo General de Huelga acusados de terrorismo en 1999 en la Universidad Nacional Autónoma de México y la de los dirigentes sociales presos durante la represión en Atenco.

Zamora hizo hincapié en que se logró hacer visible la situación de los pueblos indígenas y que “era imposible no apoyar esa rebelión, más que justificada y justa. Hubo un avance en cuanto a reconocer una mínima parte de esos derechos y cultura indígenas, que fue el primer tema que se discutió en San Andrés, y fue el único documento que se firmó; sin embargo, el gobierno lo desconoció después, traicionó esos acuerdos y quedó muy poco en la Constitución.

No ha habido otro movimiento armado más que la Revolución de 1910, que logró que se consignarán en la Constitución del 1917 esas demandas, y ahora la rebelión zapatista también consiguió que la palabra de los pueblos indígenas quedara un poco en la Constitución.

Bárbara Zamora se refirió a las condiciones tan adversas de los cinturones de paz de los integrantes de pueblos indígenas, bases de apoyo del EZLN: señoras que estaban descalzas bajo la lluvia pertinaz, todo el tiempo, en San Andrés; el frío, la neblina... se tapaban con una toalla, pero con una dignidad, fuerza y ni una queja. Una actitud ejemplar, la de ellas y de la mayoría de mujeres que hacían los cinturones de paz.

Se congratuló de la amplia convocatoria que hizo el EZLN, “cuando, el primero de enero de 1994, apareció públicamente. Nadie esperaba eso y todos nos conmovimos, nos acercamos a ese movimiento, a conocer y a apoyar, porque el gobierno de Salinas mandó enseguida al Ejército a destruirlos, a masacrar, a tirarles bombas.

“Los zapatistas tuvieron la generosidad de invitar a mucha gente a acompañarlos en esas conversaciones, no sólo a los pueblos indígenas de todo el país, sino a muchos sectores de la población urbana y rural. Fue único e insólito que se construyeran los Acuerdos de San Andrés, aunque éramos tantas voces y pensamientos diferentes.”

Zamora concluyó: “después de 30 años de que la autonomía y los derechos se pretendían incluir en la Constitución, y no se pudo, ellos los llevan a la práctica en sus territorios.

Los han ampliado y profundizado en todos los aspectos de su vida, relaciones sociales, educación, salud, justicia, forma de gobierno y economía. Son realmente autónomos, y es muy importante que lo hayan logrado a partir de la rebelión que declararon en 1994.

Días de rabia y rebeldía será presentado el 9 de agosto a las 18 horas en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba 24, colonia Roma), con los comentarios de Zamora, la sicóloga y pensadora feminista Sylvia Marcos, ganadora del Premio Frantz Fanon a la Trayectoria 2024, y el poeta y editor Ernesto Kavi.